El mismo día en el que el capitán y su pelotón fueron llevados hacia el sur de Inglaterra una fuerte tormenta se desató en el horizonte. Steve se estremeció al contemplarla en la lejanía, cubierto de feos nimbos cenicientos que se cernían sobre el mar picado y violento.
Esa misma tarde se reunieron los miembros integrantes de Ultra, Shield y el SHAEF, y decidieron posponer el desembarco hasta que amainara la tormenta. En la reunión, observó como el director general de Ultra, el general Jim Bronson, un hombre calvo con aire de prepotencia, le espetaba a Eisenhower su cobardía por no sacar a las tropas y tener que esperar.
—Cuanto más esperemos, mayores serán las posibilidades de que los alemanes se enteren de nuestras intenciones.
—Cálmese, señor Bronson —pidió Montgomery en tono conciliador—. Si les mandamos ahora, morirán miles. Tenemos que tener a los pelotones y los escuadrones aéreos, lo más completos posible.
—¿Por qué no mandan a su capitán milagroso primero? —replicó el señalando a Steve que permaneció impasible ante su provocación.
—La estrategia no funciona así, general —dijo Eisenhower con suavidad—. En Texas, uno no se enfrenta al ganado cuando están encabritados. No podemos luchar contra las fuerzas de la naturaleza hasta que el paso del tiempo logre domeñarlas. Esperaremos pacientemente y cuando la suerte nos acompañe, procederemos. Hemos perdido ya demasiadas vidas.
Tras la acalorada reunión, Steve se dirigió hacia los muelles de embarque y observó inquieto, como los soldados aguardaban, unos más atemorizados que otros, para subir a los Higgins. El silencio se había adueñado de las tropas y estos trabajaban en silencio y de vez en cuando fumando cigarros para calmar los nervios.
Esperando y observando con minuciosidad todo aquel empeño porque la misión saliera bien, no se fijó en que el coronel Phillips se había situado a su lado y observaba cómo él el panorama en absoluto silencio.
—Tiene que dedicarles un discurso —dijo rompiendo la tensa atmósfera.
—Creo que lo que menos quieren ahora estos soldados es que se les hable del valor de su trabajo —dijo Steve sin apartar la vista del oscuro y lluvioso horizonte.
—Me temo que no tiene opción. Es lo que se hace en estos casos y no puede saltarse el protocolo. Hay soldados que ya han visto el fuego y la muerte, capitán. Usted no tendrá que pasar por eso, pero verá a su alrededor la destrucción. Tiene que ser el faro que les guíe y les prometa que hay esperanza más allá del muro.
—Les están enviando a morir —dijo Steve elevando su tono de voz.
—Cree que no somos conscientes de ello, ¿verdad? —cortó Phillips. De pronto su tono de voz se tornó paternal, conmocionado—. ¿Cree que no sé por lo que están pasando? ¿Cree que me gusta ver como caen al suelo cubiertos de sangre y entrañas? Son como mis hijos. Tienen la edad, por amor de dios.
Steve sonrió con amargura sin que el coronel se percatase.
Un padre ejemplar como el mío, que me entrenó para convertirme en un objeto arrojadizo, pensó con sarcasmo.
—Esas nubes tienen un aspecto extraño —dijo el capitán cambiando de tema.
Phillips asintió y se lo quedó mirando con un gesto inexplicable en su arrugado rostro.
—Amainará pronto.
*
Steve se vio arrastrado por el deber y tuvo que dar aquel discurso pronunciando palabras en las que no creía y contemplando las caras de recelo y desesperanza de los soldados. Para ellos era el deber, pero más allá de su amor a su país, estaba el miedo a la muerte y ningún discurso podría acabar con ello.
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Phantom (Stucky) (Stony) Hiatus
Fiksi Penggemar'Estamos juntos en esto. Si vuelas en un avión, yo viajaré contigo. Si tomas un tren hacia el infierno, te seguiré hasta el final de la línea. Y cuando hayamos terminado, volveremos a casa'. Fanfiction de Marvel Universe, Captain America. Los person...