Recuperado ya de su ataque, pero con las visiones a su lado más vividas que nunca, inició las pruebas que le habían asignado junto con un grupo de muchachos que tenían características físicas muy parecidas a las suyas. Dentro de lo que cabía, las pruebas físicas no eran lo más abundante y cada uno de ellos podía respirar tranquilo, puesto que a ninguno parecía hacerle mucha gracia enfrentarse a los obstáculos tan difíciles que un cadete promedio debía superar para convertirse en soldado.
Sin embargo, lo que al principio parecía un alivio se volvió entonces una pesadilla: las pruebas mentales y de conocimiento eran diarias y a veces se les privaba de sueño para llevarlas a cabo. No podían hablar entre sí y estaba prohibida toda pregunta. La comida, como el descanso, era escasa.
También había más pruebas que no entraban dentro de los parámetros comunes. Eran pruebas de aguante, de resistencia, de valentía, honor y lealtad a la patria, cuya dificultad consistía en representar situaciones de conflicto internacional para que cada aspirante obrase como el estimaba oportuno acorde con la legislación nacional e internacional. Steve superó todas las pruebas con matrícula y estableció una marca que fue casi imposible de superar para los otros. Como no había creado lazos con los demás, no sentía ninguna lástima por dejarlos atrás. Siempre había sido así, de modo que la costumbre le protegía de la culpabilidad.
Llegó el día de la valoración general y para sorpresa de todos solo eligieron a uno. No habían dado detalles sobre las plazas disponibles, pero no esperaban ser descartados tras haber competido por una sola plaza. Y Steve, ante la mirada de odio y resentimiento de sus rivales se levantó y se situó al lado del coronel Phillips tras haber anunciado al ganador del puesto de trabajo. Finalmente, los despachó a todos con un gesto y estos, taciturnos, fueron dejando lentamente vacía la sala de examen.
—El sargento Barnes tenía un presentimiento sobre usted y veo que no estaba equivocado. Enhorabuena, ahora es usted un miembro del ejército americano —dijo Chester estrechando con firmeza la pequeña mano de Steve. Este, con seriedad y gesto impersonal le correspondió—. Venga, le explicaré exactamente a lo que va a enfrentarse.
Salieron de la sala en completo silencio y atravesaron un corredor iluminado con pequeñas lámparas enrejadas cuya luz era fría y débil. Steve sintió un estremecimiento. ¿Sería el premio de su esfuerzo una trampa? ¿Iba a ser algo mucho peor que las pruebas?
Llegaron a un ala del cuartel principal desconocida para el joven. Intuía que nadie más que el coronel tenía acceso a esa zona. Este de detuvo frente a una puerta metálica y llamó con dos golpes rápidos. Abrió un soldado raso que dejó pasar inmediatamente a su superior u al joven que iba tras él a una sala amplia repleta de máquinas computadoras, de mesas metálicas y de un sin fin de cables cuyo objetivo era desconocido para Steve.
Un hombre que llevaba una bata y gafas redondas de pasta fina, de aspecto benévolo, se acercó hasta Phillips y le estrechó la mano, sonriente. Después se acercó hasta el cadete y le tendió la mano.
—De modo que tú eres el finalista. Me llamo Abraham Erskine.
—Doctor, este es el aspirante Steven Rogers —dijo el coronel contestando por él. En ese momento miró fijamente al chico y le ordeno—. Joven, desde ahora está bajo alto secreto. No podrá hablar aquí con nadie de lo que vea o suceda. Si lo hace, lo sabremos inmediatamente.
—Espero que no sea aficionado a la bebida, señor Rogers —dijo de pronto la voz de una mujer cuya figura ataviada con un uniforme caqui y una gorra militar de campo apareció—. Sus compatriotas tienen la mala fama de no saber guardar secretos si están bajo efecto del alcohol.
Se acercó hasta ellos contoneándose y a los tres les estrechó las manos con la suya enguantada. Sin embargo, Steve, lejos de parecer sorprendido o deslumbrado por aquella admirable mujer, mantuvo su gesto de recelo. Algo le decía que la mujer, inglesa quizá por la forma de pronunciar las palabras, no era alguien en quien uno pudiera confiar. Inquieto, quiso dar un paso atrás, pero optó por permanecer inmóvil ante la mirada inquisitiva de su superior.
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Phantom (Stucky) (Stony) Hiatus
Fiksi Penggemar'Estamos juntos en esto. Si vuelas en un avión, yo viajaré contigo. Si tomas un tren hacia el infierno, te seguiré hasta el final de la línea. Y cuando hayamos terminado, volveremos a casa'. Fanfiction de Marvel Universe, Captain America. Los person...