Él era Sherwin, un chico muy extrovertido y con una buena cantidad de amigos en la escuela Newgate... Su vida social era como de cualquier adolescente. Pero, solo bastó un día para que todo esto cambie.
Este chico pelirrojo tuvo que pasar por algo...
—¡Sherwin! ¡Sherwin! ¿Mi hermano... va a estar bien?
Al ver a Shirley con toda su cara empapada de lágrimas, me acerqué a ella y la abracé, era una niña, no creo que comprendía del todo esta situación pero lo que sí ella tenía muy en claro es que su hermano estaba en peligro.
—Llegamos hace media hora, pero hasta ahora no nos han dicho nada.
El señor Anderson tenía una expresión muy triste en su rostro, la verdad es que todos estábamos de esa misma manera. Le conté a los dos lo poco que sabía de la situación, no quería asustarlos más de lo que estaban pero tenían que saberlo tarde o temprano.
—¿Quién demonios es el culpable?
—Aún no se sabe — respondí. Me senté un momento en uno de los asientos y puse mi mano en mi mentón — ya habían averiguado algo, dicen que se trata de un tal 'Nick' puede que sea o no el líder de esa banda de criminales, pero lo que sí se sabe es que Jonh le estaba dando una fuerte cantidad de dinero a ese tipo.
—¿Habrán averiguado algo más?
—Supongo que sí, fueron a buscar información en la zona 119.
Habrá pasado unos minutos hasta que informaran que el médico ya estaba listo para sacarle la última bala a Jonh, había estudiado bastante desde que su paciente llegó, debía hacerlo con mucho cuidado si no quería llegar a matarlo, esa bala que estaba incrustada en el cuerpo de mi novio era la que más cerca se encontraba al corazón, estaba entre la vida y la muerte.
Pero por supuesto, antes de iniciar la operación, nos dejaron pasar, noté que a comparación de los cables que tenía ayer, ahora tenía el doble.
—¿Papá, eso es toda la sangre de mi hermano?— Shirley ya quería lanzarse a abrazar a Jonathan.
—No, es el suero, le ayuda a que no se deshidrate, este prácticamente es su alimento.
—¿Y por qué no puede comer como las demás personas?
—Porque... está... dormido.
—Entonces, ¿puedo despertarlo? mi hermano es muy dormilón.
—No, no puedes Shirley, tu hermano... no va a despertar, al menos no ahora.
Su hermana se acercó a Jonathan y agachó su cabeza, me pareció que empezó a rezar, sus lágrimas no dejaban de salir, el señor y la señora Anderson hicieron lo mismo, sabían que si esto no salía bien, no volverían a ver a su mayor hijo. Yo abracé a la madre de Johnny y ella me consoló, creo que era lo único que necesitaba en ese momento.
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