Él era Sherwin, un chico muy extrovertido y con una buena cantidad de amigos en la escuela Newgate... Su vida social era como de cualquier adolescente. Pero, solo bastó un día para que todo esto cambie.
Este chico pelirrojo tuvo que pasar por algo...
No podía expresar lo que realmente sentía en ese momento, solo me limité a decir eso y solo eso, me dolía tanto que quería gritar y llorar a la vez. Sentía como si me hubiera dado con algo muy pesado cuando en verdad eran solo unas patadas... ¿Por qué me dolía tanto? ¿Tan débil era?
—Definitivamente no tienes remedio, Garritz...
Usualmente el sonido de la campana de la escuela se me hacía desesperante y totalmente un fastidio, pero ahora no... esta vez lo escuché como una 'salvación'.
Me sentí cansado y con un dolor que apenas podía soportar, ellos ya se habían ido y no pude escuchar muy bien lo que dijeron al final, solo sentí que me dejaron allí y como salieron corriendo de aquí.
—Yo... Estoy bien.
Estaba cerrando de poco a poco los ojos, pero al recordar de nuevo que el receso ya había terminado quise correr lo mas rápido posible hacia mi salón. Se supone que era el alumno ejemplar sería una fuerte vergüenza para mí si es que me llegasen a regañar delante de todos.
—Javier... No te puedes ni parar. ¿A que clase vas?
—Trigonometría.
—Oh, yo voy al de Historia, pero te puedo ayudar hasta llegar a tu salón.
Aún seguía en el suelo, Eddy me miraba consternado y afligido, me extendió la mano y yo lo recibí sin pensarlo, me quejé un poco mientras me paraba, pero luego traté de no ser tan escandaloso para no mostrar mi debilidad ante esto.
—¿Puedes...? —Eddy dejó de sostenerme al sentir que memovía por micuenta
—Sí, sí puedo.
¡No! ¡No podía! Tuve que sostenerme de la pared para poder caminar y demostrar que si podía hacerlo. Entonces al ver esto Eddy no insistió más, se encogió de hombros y volteó para irse.
—¡Espera! —me había cansado tanto y solo había recorrido unos pocos centímetros — Necesito... tu ayuda.
Entonces escuché unos pasos rápidos que se acercaron hacia mí.
—A veces deberías dejar de ser tan orgulloso, Javier.
Y me dejé ayudar por él, no podía molestarme con Eddy, no había evitado que me golpearan, como principalmente me imaginé que sería, pero al menos pudo minorizar los golpes que me iban a dar. Él distrajo a Alex y a Kevin discutiendo, nadie se hubiera atrevido a hacer eso, y por esa razón debo estar agradecido.
—Gracias... pero creo que ya me siento mejor— miré mi pierna izquierda mientras ya lo movía de poco a poco —. Tienes que ir a tu salón.
Me despedí de él y traté de pararme de una buena forma para verle la cara al profesor que desde afuera ya podía escuchar que estaba dictando su clase.
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