IV. Chica linda

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Farkle Minkus

Riley se queda callada, y luego de unos minutos se queda dormida sobre los asientos.

Cuando llego a casa, bajo de mi auto y abro la puerta de atrás para sacar a Riley.

—Riles, llegamos—digo mientras remuevo su hombro, el vestido de Riley está levantado, dejando ver sus largas piernas y una de las tiras de su vestido está caída.

Trago saliva y respiro, alzo su tira y bajo con delicadeza su vestido mientras la cargo para salir del auto.

Entro al edificio y subo por el ascensor hasta llegar al piso de mi cuarto.

Dejo a Riley en uno de los sillones de mi cuarto y luego busco algo de ropa limpia que le pueda quedar, tomo un polo largo y unos shorts de algodón.

Cuando doy la vuelta para darle la ropa, encuentro a Riley en tan solo ropa interior caminando hacia mí.

Retrocedo cuando está a unos pasos cerca de mí, trago saliva cuando me topo con la pared.

Miro a Riley, está con los ojos brillosos y con una sonrisa, bajo la vista y veo su cuerpo, era la primera vez que la veía así, sí que había crecido, me detengo al ver el glorioso encaje negro cubriendo sus pechos.

Demonios, Riley.

La verdadera tortura era no poder tocarla, porque sabía que perdería la poca confianza que Riley me tenía y no quería eso.

No si quiero recuperarla.

Riley queda a un paso de mí y me toma de la camisa acercándome a ella.

—Bésame—me pide, la miro a los ojos y niego con la cabeza.

—Mañana te arrepentirás si lo hago—digo sincero. Ella me mira triste por un instante, pero luego suelta una carcajada y me tumba en la cama.

—Maya dijo que me olvidaste en tan solo un año—sonríe dolida, mientras se sienta en mi regazo, siento mi sangre calentarse—. Dijo que eras un mujeriego.

La miro encima mío y trago saliva, trato de levantarme, pero Riley se da cuenta de mis intenciones y se acerca a mí mientras me toma de las manos, miro sus pechos y siento como un toda mi sangre se va a solo una parte de mi cuerpo.

Riley no parece notarlo.

—¿Qué más te dijo Maya?—cuestiono tratando de concentrarme en otra cosa que no sea Riley encima de mí.

La mirada de Riley se entristece—. Dijo que aún me querías... pero yo no creo que sea así, si no, no me hubieses dejado de hablar.

Riley se incorpora y se sienta en la cama, me levanto y noto que está sollozando.

Siento un nudo en la boca del estómago, como odio verla llorar y más si el culpable soy yo.

—Riles...

Riley me mira a los ojos y luego me besa, al mínimo contacto siento mi interior arder, ella empieza a besarme con más necesidad mientras se pone –otra vez– encima de mí.

Intensifico el beso al notar sus manos enredadas en mi cabello. Había extrañado besar a Riley, había extrañado mucho a Riley en todo sentido, luego de que ella se fue, creí que ya no volvería nunca y empecé a salir con chicas para tratar olvidarla.

No funcionó, ya que ninguna de ellas me había hecho sentir con un beso, lo que Riley me hacía sentir tan solo con una mirada.

Entro en razón cuando Riley empieza a mecerse sobre mí, suelto un involuntariamente un gemido sobre sus labios y luego la tomo de la cintura y la aparto de mí, sentándola en la cama,
Me levanto y me encierro en el baño.

Waiting for the feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora