VI. ¿Tú, porrista?

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Dos horas después, Riley se despierta al oír a alguien tocar la puerta.

—Pase—gruñe de mala gana y se sienta en la cama.

Maya aparece echa una furia, la castaña la mira con miedo.

—¡No tenías ningún derecho!

—Lo siento, ¿vale? Mamá me preguntó cómo había estado la fiesta, me puse nerviosa y yo pensé que tú ya se lo habías dicho a Shawn y luego papá se metió y lo llamó y... lo siento—se disculpa la castaña, Maya parece pensarlo un poco y luego bufa.

—Shawn se puso como loco, empezó a decir que los chicos a esta edad solo quieren sexo y sexo y sexo y...—Riley empieza a carcajearse— ¡No te rías, es todo tu culpa!

La rubia le tira una almohada a su mejor amiga mientras ambas empiezan a reír con ganas.

—¿Qué dijo Zay sobre eso?

—Se rió y dijo que era cierto—rueda los ojos Maya—... pero que él no era así.

—Me lo imaginé, Zay solo piensa en: diversión, fútbol, Maya, estudio...—Maya se sonroja por el comentario de la chica—. ¡En serio te gusta!

Riley había pensado que Maya solo había confundido las cosas y que lo que pasaba en realidad era que Zay había llegado justo en el momento adecuado y que no pasaba de ser eso, pero al ver a la rubia así... jamás pensó que entre ambos iba a pasar algo, era de locos imaginarlo, recordó que ambos hacían bromas juntos, parecían tener una especie de conexión en ese sentido, pero de ahí a lo sentimental... lo vio muy alejado.

Estaba feliz por su mejor amiga, había encontrado a su chico. Aunque había algo que le hacía dudar, ella vio la manera que Lucas miró a Maya ayer y eso no pasaba desapercibido por la castaña.

—Maya... cuéntame cómo terminaste con Lucas.

La rubia se sorprende un poco, pero luego la mira con una expresión normal.

—En realidad, Lucas terminó conmigo. Empezamos a hablarnos con monosílabos, Riles, solo nos veíamos en la escuela y cada vez que él me invitaba a salir le daba excusas... era incómodo estar con él y pasó a ser algo...—Maya suspira—Zay me apoyó, lo sigue haciendo, y como dije, era fácil hablar con él, reír, burlarnos de personas, era cómodo. Lucas me terminó y yo estaba triste, Zay me hacía sonreír. Una cosa llegó a la otra, un día él me besó y yo empecé a ignorar mis sentimientos hacia él porque era imposible que pasara algo entre Zay y yo, pero luego no pude y empezamos a salir.

Riley analiza las palabras de su amiga.

—Entonces... ¿no sientes nada por Lucas?—pregunta temiendo la reacción de su amiga.

—Por supuesto que sí, es mi amigo.

— ¿Y por Josh?—Riley quiere que Maya deje en claro sus sentimientos, porque de no ser así, Zay terminaría herido y el moreno había terminado siendo una persona muy importante en la vida de la castaña, era como su hermano.

—Ambas sabíamos que no iba a pasar nada entre ambos, él solo era un amor platónico, Riley.

Riley suspira aliviada.

—Bien. Estoy feliz por ambos, entonces.

—Ya hablamos de mí, empecemos contigo, Riles. Sé que haz cambiado, pero aún sé que cuando mientes, prefieres no mirarme a los ojos porque sabes que te delatas. Así que suéltalo.

Waiting for the feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora