Waiting for the feelings

III. Fiesta

Maya y yo caminamos a mi casa juntas, hoy teníamos que ir a la dichosa fiesta y le pedí que me ayudara a vestirme. Ella aceptó con gusto, ya que también quería ver a mis padres, a Auguie y a la futura Danielle Matthews.

Le estaba poniendo al día de todo, al igual que ella.

—Lucas y yo lo intentamos un mes después de que te fuiste, yo estaba triste y él me apoyó, pero no funcionó; no era lo mismo, yo dejé de bromear con él y... no sé. Zay se apareció en ese instante, él me hacía reír y con él era tan natural ser yo —sonríe como recordando eso—. Me agradaba estar con él, así que lo intentamos. Llevamos ocho meses juntos.

Lo miro entre sorprendida y feliz, Maya parecer estar feliz con Zay y eso me basta. Aunque Lucaya ya no sea real.

—¿Qué tal tú, Riles? ¿Has estado con algún europeo?—sonríe coqueta, yo ruedo los ojos sonriendo.

—De hecho, no; yo era del equipo de porristas, por ende era popular, pero ningún chico llamó mi atención—me alzo de hombros.

Mi corazón sólo tenía espacio para Farkle, supongo.

—Cuando Farkle y yo fuimos a buscar a tu padre, ya sabes, el día que te fuiste...—dice con una sonrisa triste—. Nos encontramos con Matthews hablando con el señor Chase y él dijo que ibas a estar en el equipo de porristas—se alza de hombros.

Lo miro sorprendida, mi padre nunca me dijo.

—No lo sabía.

—Algunas están echas para ser porristas.

Me río por el comentario, se me es familiar.

—¿Por qué te ríes?

—Eso decía Marie... una de mis amigas en Londres—sonrío al recordar a la chica. Marie era parecida a mí físicamente hablando, castaña, ojos marrones, torpe, solo que ella es más bajita y usa lentes. Mentalmente hablando, Marie es más valiente que yo, fue la primera que me trató bien—. Te caería bien.

Maya sonríe y asiente.
—Me alegra que hayas tenido compañía allá.

—Hay cosas que realmente quiero olvidar, pero sí; no la pasé mal.

Maya se me queda mirando, como si temiera a preguntar algo.

Suspiro—Te lo contaré, pero no ahora, ¿sí?

Llegamos a la puerta, saco las llaves de mi mochila y abro la puerta.

—Bienvenida a la guarida Matthews, libre de ventanas de donde me pueda escapar—guiño un ojo divertida, Maya se ríe—. Tranquila, yo ya encontré la manera de escapar—susurro divertida.

Maya me mira algo sorprendida.
—Cambiaste un poco, la antigua Riles jamás hubiese dicho eso—dice, noto algo de decepción en su tono de voz.

—Todos cambiamos en estos años, supongo—le sonrío de lado restándole importancia.

—Cariño, ¿qué tal te fue en la escuela?—pregunta desde la cocina, mi padre—¡Maya!

Maya abraza a mi padre y sonríe.
—Matthews, jamás vuelva a llevarse a mi Riles, los extrañé mucho.

Mi padre suspira.
—Nosotros también te echamos de menos, Maya.

Auguie entra por la puerta con mi madre al lado.

—¡Auguie, Dios mío, estás más grande!—sonríe la rubia al ver a mi hermano, yo me río al igual que mis padres.

—Ni se lo digas, se le va a subir a la cabeza—sonrío golpeando a Auguie con el codo.