XIV. ¿Quién soy?

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N/A: Capítulo escrito en tercera persona, por nada en especial, solo quería probar algo nuevo juju.

—¡Entonces son novios otra vez!—grita una emocionada Maya.

La castaña le acababa de contar todo lo ocurrido entre Farkle y ella en el salón de Química, y la rubia no podía quitar la sonrisa de su rostro.

Riley no la veía tan feliz desde el aniversario número 25 de Paco's Tacos.

¿Con quién habrá ido Maya al Aniversario 26º?, se pregunta la castaña.

—Solo nos abrazamos, peaches—dice suspirando mientras se tumba en la cama con los brazos extendidos, cual estrella de mar.

—Tengo esperanza, Riles, tengo mucho de eso... no preguntes cómo, ni yo misma lo sé —dice la rubia mientras se echa al lado de la castaña y la mira sonriente.

—¿Desde cuando sonríes tanto? No había visto tantos dientes tuyos antes—se mofa su amiga.

—Ya te dije. Por fin en mi vida todo está saliendo bien, tengo dos padres increíbles, te tengo a ti otra vez, un novio increíble y, sorprendentemente, estoy bien en mis estudios.

—¿Quiere decir que estamos bien?—Rile la mira con alegría, su mejor amiga no sufría más, ella podía soportar todo si Maya Hunter estaba bien.

—Lo estamos, preciosa.

Ambas chicas se abrazan y la castaña recuesta su cabeza en el pecho de Maya.

Estaban bien, con la rubia a su lado, ella sabía que todo iría bien, antes Riley era una chica a la cual le aterraba todo, ella era insegura sobre todo, y todos, en cambio estando con Maya, su inseguridad desaparecía simplemente, no había necesidad de ocultar algo.

La castaña de ojos marrones duerme recostada en los brazos de su rubia amiga, sabiendo que ya no tenía que temer.

—¡Creí que sus ataques de pánico habían terminado al volver a Nueva York!—gritaba a lo lejos, en medio de la sala, una muy molesta Topanga.

—Cariño, tranquila, despertarás a los muchachos.

—Corey, mi hija no es la de antes, mi Riley no sonríe como antes—su voz deslumbraba pura preocupación y tristeza, estaba apunto de llorar.

Su esposo, Corey Matthews, la rodea con sus brazos tiernamente, consolándola.
—Lo hará, Topanga, Riley solo necesita tiempo.

—Riley se perdió, fue mi culpa, la llevé a un lugar donde no tenía a nadie, vi las señales pero quería pensar que era una etapa, todo es mi culpa—empieza a sollozar la matriarca de los Matthews.

—En eso te equivocas—dice su esposo—. Riley no se perdió, de algún modo, está pasando por muchas que la harán más fuerte.

—Ataques de pánico, Corey, debimos llevarla con alguien profesional desde el principio—habla sin escuchar del todo a su esposo.

Corey posa su mano sobre la de ella—. Riley estará bien, cielo, es nuestra niña, ella es fuerte.

Topanga por fin se calma.
—Gracias por estar conmigo, Corey.

Waiting for the feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora