VIII

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-¡Abuelo!- Corrí hasta donde él se ubicaba, me hinqué y lo abrace con fuerza, se sorprendió y dio un pequeño brinco. Él se encontraba en su forma lobuna, la cual tenía un aspecto senil y su pelaje que antes era negro ahora era blanco con uno que otro pelo del color original. También se le veía cansado, no sólo físicamente sino mental, eso de ser el jefe es agotador.

-¡___!, no esperaba que volviera hasta dentro de un año- Exclamó tranquilo.

-Sólo vine a ver como estaban, si necesitaban algo- Deje de abrazarlo y me acomode derecha y con una mano en la cintura.

-De hecho, si necesitamos un poco de ayuda hija- Murmuró apenado, se que a mi abuelo no le gusta pedirme favores, pero yo con todo gusto los hago.

-Claro, dime abuelo- Expresé firme, poniendo atención.

-Casi no hay comida, hay maximo para dos días y como nuestros mejores cazadores están lastimados y los que quedan estamos viejos, quería ver si tu puedes ir a recolectar comida.

-Por supuesto, sólo que antes quiero ir contigo a dar un paseo para contarte todo lo que me ha pasado en el tiempo que estuve ausente, ¿Se puede?- Estaba emocionada por contarle todo, él es como un padre para mi, es como mi ídolo.

-Si hija, vamos- Salimos de la cueva y empezamos a caminar a lo largo del río -Y bien, ¿Qué es lo que me tienes que contar?- Cuestionó mi sabio abuelo.

-Recuerdas que antes de irme encontré dos fragmentos y los coloque en mis brazos- Él asintió -Al pasar el tiempo conocí a una humana, a un chico mitad humano mitad demonio, un monje, una exterminadora y a un pequeño zorrito. Yo les ayude en la búsqueda de más fragmentos ya que un ser llamado Naraku los quiere, no sé aún el motivo, pero se que es para algo malevolo- Mi abuelo escuchaba atento -El caso es que en una ocasión nos topamos con Koga, el joven líder de una de las tribus de hombres lobo- Lo dije con un tono raro que ni yo sabría describir, pero los sabios ojos de mi abuelo se mezclaron con un poco de confusión y sorpresa -Le ayudamos a derrotar a las Aves del paraíso que estaban acabando con su tribu- Continúe relatando detalladamente -Un día íbamos siguiendo el olor de Naraku hasta que topamos con un palacio, lo único malo es que estaba invadido por cuerpos de los hombres lobo y un olor nauseabundo a sangre. Ese maldito de Naraku casi acabo con toda la tribu de Koga, y causó la perfecta errónea impresión de que Inuyasha los había aniquilado, provocando que pelearan. Koga fue al que menos le fue bien, estaba muy herido, con decirte que no se podía parar, así que yo lo cuide hasta que sanara en su mayoría para que no cometiera alguna estupidez- Paré de hablar, ya que creo que lo llene de mucha información -Se que piensas dos cosas- Indique con mis dedos como en señal de amor y paz -La primera es: ¿Cómo rayos me han pasado tantas cosas si sólo me ausente un mes y medio?. Y la segunda que ronda por tu cabeza es: ¿Acaso te enamoraste del joven Koga?. Y yo te responderé a las dos cosas que... No lo se- Dije frustrada, me gusta Koga, pero no se ni que onda -Eso era el punto, quiero que me des un consejo, no se que hacer.

-Bueno hija, haz experimentado muchas cosas, pero creo que nunca haz experimentado el amor- Comenzó a hablar mi abuelo con voz tranquilizadora -Estas igual que tu padre- Recordó -Él no sabía cómo acercarse a tu madre, no se si recordarás, pero tu madre desprendía un aura diferente a la de nosotros, era pura, no como la típica de los hombres lobo  que es un poco malévola y fría. Tu madre era tan pura de alma que Midoriko la busco para entrenarla ya que al parecer tu madre tenía poderes de sacerdotisa aún siendo un demonio, entreno con ella desde los 10 años hasta los 17, fue muy poco pero aprendió bien, a tal grado de que ella defendió la Perla de Shikon unos años hasta que se la cedió a Kikyo para ocuparse de ustedes. Total, tu padre una vez tomó la decisión de decirle lo que sentía después de haberse conocido mejor. Así que lo que te aconsejaria es que seas tú misma, enamoralo con tu forma de ser, se tu misma y ten más confianza en ti, pequeña- Finalizó mi abuelo.

-¡Wow!, no sabía que mi querida madre había sido una sacerdotisa tan fuerte, lo veía algo imposible porque era demonio, pero veo que su alma estaba llena de bondad- Trate de recordar la presencia de mamá, logrando sentir calidez en el corazón al lograr recordar su aura.

-Hija, aunque tu no lo sientas, tu también despides un poco de aura pura, supongo que habrás sacado uno de los poderes de tu madre- Aseguro el viejo lobo -Mmm... creo que se cual es- Rasguño su pata provocándose una herida un poco profunda -Haber, pon tus  manos sobre mi herida y piensa que la estas curando- Cerré los ojos y me concentre en cerrar su lesión. Sentía que mis manos despedían energeí, abrí los ojos y pude observar como unas bolitas de color azul salían de mis palmas y llegaban hasta la herida de mi abuelo. Me sorprendí mucho -Bien, como lo supuse, tienes la habilidad de curar heridas. Sólo una observación, no la uses mucho porqué pierdes demasiada energía- Recalcó el sabio.

-Claro abuelo, sólo la usaré cuando sea estrictamente necesario- Afirme mientras volvía a mi postura normal -Y gracias por el consejo. Tengo una duda- Dije frotandome el mentón con el dedo índice -¿Mi hermano tiene alguna habilidad o es normal?.

-Tu hermano salió igual a tu padre, por lo cual no tiene un aura pura- Respondío con claridad.

-Ahora lo entiendo todo, gracias por la charla abuelo.

-No tienes que agradecerme, eres como una hija para mi- Se sincero -Te quiero mucho hija- Esas palabras ablandaron mi corazón.

-Y yo a ti abuelo- Me inque -Iré a cazar, vuelvo pronto- Bese su cabeza y me encaminé a las profundidades del bosque, a lo lejos escuchaba un "hasta pronto" de parte de él.

Nunca imaginé que tuviera un poco del poder de mi madre, tampoco imaginaba que ella tuviera poderes de sacerdotisa, pero este mundo está lleno de misterios y jamás podremos descubrirlos por completo.

¿El amor es complicado? (Koga Y ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora