XIII

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Transcurrieron varios días después del primer amor de Shippo. Durante esos día nos enfrentamos a bastantes individuos, por ejemplo, Miroku y Sango se enfrentaron a un monstruo que le dejo una fisura al Hiraikotsu de Sango, por lo cual regreso a su pueblo a repararlo. Mientras hacia eso nos enfrentamos a un ermitaño feo, gordo, de dientes filosos y cabello castaño ceboso, era un asco. Nos trajo mucho problemas, y más porque Inuyasha se convirtió en humano por la luna nueva, aún así él pudo derrotarlo estando en su estado humano, lo derrumbo por el barranco para que después el árbol lo absorbiera como nutriente.

Deteste al ermitaño Tokajin porque trató de usarnos como alimento de su estúpido árbol de la "juventud". Nos vio desnudas el muy cochino, pero como me había noqueado al despertar estaba desorientada y no pude hacer mucho, eso si, lo golpeé fuerte en cuanto pude.

Era momento de partir, Kagome ya había regresado de sus pruebas y nos trajo muchas cosas de su época, a mi me obsequio algo llamado "papas" que sabían deliciosas y también me trajo un sake. Sango todavía no venía de su aldea, decidimos ir a ver que sucedía porque el monje Miroku estaba muy preocupado por ella.

Y que bueno que le hicimos caso porque al llegar vimos que tenía complicaciones para derrotar unos demonios, todos contribuimos a derrotarlos para salvar a nuestra amiga y a unas niñas para después marcharnos en la busca de Naraku, nuestro peor enemigo.

Kagome se tuvo que ir de nuevo, pero volvió enseguida, al llegar algo le mordió el tobillo. La anciana Kaede dijo que era una especie de pergamino maldito y en ella se incrustaron los fragmentos de Shikon contaminados en su cuello, dejándola inmovilizada.

Con Miroku y Sango fuimos a buscar la presencia maligna que le puso la maldición a la pobre de Kagome, los tres nos fuimos en Kirara en dirección al Oeste y después nos desviamos entre las montañas, tenemos que darnos prisa.

-¿Quién creen que haya hechizado a Kagome?- Pregunté curiosa, jamás había escuchado sobre sacerdotisas malas.

-En mi opinión, todo esto ha de ser obra de Naraku- Me contestó Miroku aún guiándose con su cetro para encontrar la presencia maligna.

-Maldito- Divisamos un campo de energía en medio del bosque, Sango trató de atravesarlo con Kirara pero este nos hizo rebotar hacia afuera.

-Debemos de intentarlo de nuevo- Dijo el monje subiéndose en Kirara, tomamos impulso y arremetimos contra el campo pero este no cedió.

-Miren, es Kikyo- Señalé abajo de nosotros, iba muy pacífica y entro fácilmente al campo de energía -A este paso jamás entraremos y Kagome morirá- Dije preocupada, ese campo era demasiado fuerte para las habilidades de Miroku.

-No nos vamos a quedar parados esperando, vamos a buscar otro modo de entrar- Dijo decidida la exterminadora mientras rodeábamos el campo de energía en busca de una entrada.

Aunque fue en vano ya que este estaba muy bien sellado. Cercano a nosotros pude percibir el olor de Inuyasha y Kagome, ya después de cinco minutos se podía ver que el mitad bestia venía corriendo a toda velocidad con la sacerdotisa encima de su espalda.

-Miren quien viene chicos- Con mi cabeza indique en donde se percibían las dos personas. Se vio como Kagome tensaba su arco y soltaba una de sus flechas sagradas, rompiendo el campo al instante. Descendimos rápido hacia la casucha que estaba en medio de toda la protección. A nuestro lado se posaron Kagome e Inuyasha, expectantes a lo que fuera a salir de la casa.

La puerta se abrió y dejo ver a una mujer de aspecto joven, pero de cabello canoso y con una serpiente blanca rodeándola por todo el cuerpo. Se presentó como Tsubaki.

-¿En dónde está Kikyo?- Le preguntó el monje exaltado.

-Si, vimos como entro y se dirigió al templo- Complemento Sango.

¿El amor es complicado? (Koga Y ___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora