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-No, no. Lo hablas bien pero no sabes leerlo.

-¡Es complicado! No puedo.

Adrienna se acomoda en el sofá y lee una vez más las palabras en la libreta de notas.

-Ci, en italiano es "chi"

Frunso los labios y trato de guardar en mi cabeza esas reglas basicas de pronunciación que me enseña.

-ok, creo que ya puedo.

Comienzo a leer algunas oraciones cumpliendo con las reglas que me enseño antes, por su expresión puedo creer que lo estoy haciendo bien.

-¡bravissimo Amelia, tutta italiana!- Escucho la voz de Ignazio detras de mí y volteo para saludarlo con una sonrisa.

-¿Si? - pregunto incredula.- Creo que ya puedo mantener una pequeña conversación.

Ignazio me mira divertido, al igual que su hermana. Sus halagos me hacen sentir más segura y trato de ser mas osada.

-A ver, preguntame algo.

El chico piensa unos segundos antes de preguntar con diversión.

-puoi cantare qualcosa per me, solo per me?- me derriten sus palabras, no se necesita ser una experta para saber lo que ha dicho. Su hermana ahoga un grito de emoción y se excusa rapidamente para dejarnos solos.

Tarareo un poco tratando de tomar el ritmo, y comienzo cantando una melodia de Andrea Boccelli, una de las pocas canciones en italiano que ya conocia antes de venir a este majestuoso lugar.

El dia pasa rapido, las conversaciones con Ignazio son muy divertidas y agradables, sabe mezclar muy bien las bromas con su madurez. En esta ocacion ayudo a Adrienna a preparar el almuerzo y tardamos menos de lo planeado. Mientras comemos juntos en la mesa la chica hace una breve pregunta a su hermano y este contesta con un movimiento de cabeza negatorio.

-Amelia- Ignazio pronuncia mi nombre con su acento muy notorio. -mañana con Gianluca y Piero tenemos un pequeño... Ah, una pequeña presentación.

Me quedo mirandolo mientras acomoda en sus cabeza las palabras correctas antes de decirlas.

-Queremos que nos acompañes, ci piacerebbe. Y despues podemos salir juntos.

-Claro, por supuesto.- se me ocurre una gran idea, no sé como no lo había pensado antes.

Terminamos de almorzar y recogemos todo, camino hasta la habitacion donde se encuentran mis cosas y tomo mi telefono móvil.

Paso un buen rato conversando por telefono, hago otro par de llamadas a larga distancia y decido descansar un poco.

No sé cuanto tiempo pasa antes de que el sonido martilleante de la puerta me despierte. Me levanto rapidamente y abro la puerta para encontrarme con Ignazio.

-¿estas bien?- luce preocupado. Arrugo el entrecejo.

-sí,descuida me he quedado dormida.- su rostro se relaja y sonríe. Su tranquilidad dura apenas unos segundos antes de volver a poner seria expresión.

Melodías del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora