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Seis meses bastaron para que los chicos fueran reconocidos nacionalmente, sus rostros se veían en todos lados. Imagenes del trio aparecian donde quiera.

No podiamos andar tranquilos porque rapidamente se formaba una multitud. Los chicos ya acostumbraban a llevar siempre con ellos un bolígrafo para firmar lo que pusieran frente a ellos.

Una llamada entrante hace separme de los tres.

Me meto al comedor donde se encontraba Adrienna deborando un tazón de cereales.

-Aló julio-. Jilio era el nuevo integrante del grupo. Al igual que varios más. Él era el encargado de la promoción del trio-. Sí, ahora mismo aviso-. Salgo corriendo hasta donde se encuentran los tres. Tomo el mando del televisor y cambio de canal.

Protestaron. Su partido de fútbol había sido interrumpido. Los hice callar.

-¡Shh! Miren-. En la pantalla apareció una imagen de los tres. Exactamente la portada de su primer álbum.

-¡Pero ahí dice que nos quieren en Latinoamérica!

Gianluca fue quien reaccionó primero. Ignazio estaba sorprendio en silencio, sus labios formaban una perfecta "O". Piero comento que no podia creerlo.

Yo sí.

Sus voces eran únicas, inigualables, talentosas, chispeantes. Su primer disco habia tenido un gran recibimiento en Italia y todo Europa. El segundo estaba por salir del horno. Todavía no sabiamos que tal mos iría. En él sobresalían canciones en español e inglés.

-Hoy mismo contactaré con una televisora mexicana, después incursionaré con más de América-. Se notaba que los chicos estaban emocionados, pero tras el paso de los meses habian aprendido a contenerse.

Almenos un poco.

Ignazio se acercó mucho a mí.

-Pero la noche será solo nuestra-. Canturreó en mi oido. Pasó de plan juguetón a uno seductor. Su voz era más lenta y rasposa-. Hace varias noches no hacemos nada.

Con experiencia comenzó a bajar su mano de mi cintura a la parte baja de mis glúteos. Sabia que nadie nos vería, estaban muy ocupados viendo el partido nuevamente.

Mis labios rozaron los suyos.

-La noche es nuestra-. Lo besé y me correspondió.

Habiamos aprendido a llevar un ritmo que nos complacia a los dos, nuestra pasión aumentaba con el transcurrir de los días.

De Ignazio conocia nuevas facetas que me sorprendían.

Nos separamos, le sonreí y desaparecí de ahí. Fui a mi habitación para tomar mi portátil. Me entretenia días y noches editando fotos para publicidad de los chicos, aunque esa no fuese mi area. Sabia usar mi creatividad, y la ponia en práctica. Finalmente se las terminaba enviando a Julio para que las subiera a la página.

La puerta se abrió estrepitosamente, no presté atención. Terminaba de llegar a un acuerdo con la televisora mexicana.

Ignazio sube a la cama con sigilo y se acerca a mí. Pega sus labios sobre mi cuello y me hace estremecer. Sabe el efecto que tiene en mí y lo usa en mi contra.

Melodías del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora