CAPITULO 5 RIVALIDAD NUEVA

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CAPITULO 4 LA NUEVA PSICOLOGA

Las mentiras no llevan a ningún lado y menos cuando estas son referente a personas que queremos, nunca nos ayudaran a acercarnos a los que amamos y menos a nosotros mismos, siempre debemos tratar de ser uno mismo y ser sinceros con uno mismo para así hallar la fuerza que se necesita para luchar por lo que se quiere por lo que amamos...

Cuando no se lucha por lo que uno cree es mentirse a sí mismo y es olvidarse de lo que nosotros mismos necesitamos es como abandonarnos completamente, no amarnos y como se dice normalmente debemos amarnos a uno mismo antes de pretender amar a los demás, primero tu felicidad antes de querer hacer feliz a alguien más, primero eres tú, luego tú y hasta el último tú, porque siempre debe de ser así ¿Por qué? Porque simplemente no puedes dar lo que no conoces y no puedes hacer algo que no has hecho ni por ti mismo.

J.B.

Estaba frente aquel enorme edificio que tenía grandes letras indicando el lugar donde en ese momento quería estar, lugar donde encontraría la felicidad, la paz que hace mucho había perdido y es que no era por culpar a nadie, las decisiones la toma uno mismo pero a veces hay circunstancias donde las presiones familiares te orillan a terminar por decidirte por lo que sería tu peor decisión, como ahora lo he llevado pensando desde hace tiempo, irme de Hillwood, huir así, no fue la mejor decisión que he tomado en mi vida.

-Pero esta vez no lo hare –Decidida la rubia se acercó a la entrada de la preparatoria PS. 113 –Solo deberé hacer las cosas bien esta vez.

Se perdió entre algunos estudiantes que iban ingresando sin detenerse.

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Helga iba caminando hacia la parada del autobús, el otro día Miriam se había seguido comportando mal con ella, sentía adolorida la pierna izquierda pero tenía que ir a la escuela, no podía faltar, al llegar a la parada suspiro aliviada, había temido por algunos momentos que Miriam se despertara y se diera cuenta de que había salido a hurtadillas de la casa, aunque nunca le dijo que no podía salir pero tampoco permitió que lo hiciera el fin de semana, su padre había estado marcando para verla pero ella había puesto mil pretextos porque si Bob sabia esto, estaba segura que mataría a su madre, tampoco quería eso.

Aun recordaba aquella pelea que tuvieron cuando Bob se dio cuenta del pequeño moretón que tenía en el brazo Helga, solo porque Miriam la jaloneo para que caminara, aún era pequeña pero recordó que después de esa pelea y gritos que hubo en casa, Miriam prefirió ignorarla más de lo que ya lo hacía, solo le hablaba cuando ella preguntaba o se dirigía a ella, cuando Bob estaba cerca, en fin siempre fingiendo pero después de que Olga...todo empeoro y por eso a veces odiaba a su hermana pero no podía culparla tampoco.

-Buenos días Hermosa

Helga volteo a ver de dónde provenía la voz y era nada más y nada menos que aquel extraño joven que ahora estaba más raro y feo que nunca, ella asustada se alejó aun tratando de cuidar su pierna.

-¿Helga, no me recuerdas acaso? Soy...

-Se perfectamente bien quien eres ¿Qué quieres engendro? No estoy de humor sabes

-Voy a la escuela y quería ver si podía sentarme a tu lado ahora que...

-No, lo siento pero me siento con Phoebe y eso nunca cambiara ¿entiendes?

-Pero...

En ese momento llego el autobús y Helga subió lo más rápido posible lo cual fue algo muy complicado, le dolía demasiado la pierna. Vio para su mala suerte a Phoebe sentada con el estúpido cabeza de cepillo, pero antes de dejarse caer resignada en el único asiento disponible...

ADOLESCENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora