CAPITULO 17 UN PEQUEÑO PROBLEMA

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CAPITULO 17 LA POCIMA

A veces la maldad no tiene límites, el odio es un fin sin fin.

¿Hasta dónde llega la obsesión? ¿El odio tiene límites? ¿El amor tiene límites? ¿Similitud entre los sentimientos u emociones? ¿Entonces hasta dónde puede llegar una persona? ¿Quién es tu propio límite?

H.G.P

Gerald miraba raro a Helga mientras esta sin poder evitarlo obedeció la sutil orden de Arnie quien había hablado en cuanto estuvo lo más cerca posible de ella, no comprendía ¿Qué era lo que sucedía?

-¿Quieres que te perdone? –Pregunto burlonamente el rubio

-En realidad me da igual –Soltó la rubia molesta –Pero me siento mal po... -Se tapó la boca

Estuvo a punto de decir lo que realmente sentía, la lástima que le tenía a Arnie, pero que seguramente y por ser el, podría confundir con algo más, era cierto que lo odiaba, lo detestaba, le daba asco y no lo toreaba mas pero...en el fondo también sentía pena por él, esa debilidad de su corazón, la sensibilidad de su alma donde le recordaba lo que era ser rechazado por quien creías amar, aun así no pensaba que mereciera siquiera su lastima después de todo sin embargo en el fondo sabía que en algún momento cuando se sintiera fuerte de nuevo, tendría que decirle que lamentaba el a veces haberlo tratado mal, o que ella nunca hubiera podido sentir algo por él, pero en ese momento no quería decirlo, ¿Por qué estuvo a nada de decirlo?

Arnie le miro confundido -¿Quieres ir a la cafetería?

-No contigo –Dijo la rubia algo molesta obligándose a ponerse de pie aun cuando su cuerpo sentía una fuerza extraña que quería seguirla obligando a estar hincada.

-No tengo clase ahorita, como dije –Susurro Gerald algo confundido aun, pero decidido a no volver a dejarla con Arnie pues sabía bien todo lo que había pasado también porque lo había hecho -¿Quieres venir conmigo?

-Claro –Susurro la rubia sincera, sintiéndose nuevamente extraña –Prefiero al cabeza de espagueti que al raro –Dijo molesta adelantándose

Gerald se encogió de hombros y la siguió, Arnie solo miro la escena molesto, esa maldita gitana, ya iría después de clases al parecer la pócima estaba extraña

O le mintió

No le importaba iría por algo mas ya viendo que funciono.

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Arnold vio a la rubia en su casillero, inmediatamente fue cuando acabo la clase, percatándose que obviamente no estaba de buenas. -¿Helga?

-¿Qué rayos...?

Se sobresaltó un poco la joven pues comenzaba a estar paranoica cada que alguien se acercaba ella no podía evitar decir lo que realmente quería decir y no dejar de obedecer las indirectas que le hacían, como Rhonda que le dijo ¿Qué si de verdad tenía que ser tan horrible persona? Al insultarle nuevamente su ropa, ella le respondió que en realidad no es ruda solo es una apariencia para esconderse y que su ropa no era tan fea.

Tuvo que huir antes de que ella procesara todo.

O como Harold, quien le pregunto si siempre le estaría diciendo obeso y niño de mami, cuando ya casi no lloraba, dijo que en realidad no pensaba tan mal de él, aunque fuera llorón a veces.

También escapo antes de que Harold comprendiera del todo lo que había dicho.

Ahora Arnold, estaba frente a ella y ya comenzaba las palabras salir junto a su corazón.

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