Libro 1 | ❝A veces tienes que sangrar para saber que estás vivo y tienes un alma. Pero otras veces también hace falta que alguien venga para mostrarte cómo.❞
• 2do lugar en los Diamond Awards 2020.
• 2do lugar en la categoría Amores Místicos en el C...
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—Tierra llamando a Savannah. —Las palabras de su amiga la trajeron de vuelta a la realidad, haciendo que se incorporara en la cama y le volviera a prestar atención—. Entonces, ¿qué dices?
—¿De qué?
—¿Me estás jodiendo? No escuchaste nada de lo que dije. —Savannah le mostró una sonrisa inocente, cargada de disculpa por su gran despiste el día de hoy—. ¿En qué tanto piensas?
La ojimiel mordió su labio inferior con un tanto de nerviosismo, el cual trató de disimular ante su amiga.
«En que hace una semana, Negan estuvo a punto de besarme. En que mi lado racional, en ese momento, se fue por la borda, porque también tenía las mismas ganas de besar a un hombre que está encerrado en una celda. A un hombre que no sé un carajo sobre él, que podría ser un psicópata en todos los sentidos de la palabra y que podría, tal y como dijo Rick, estar manipulándome con esa actitud tan... ¿cautivadora?». No pudo evitar responder en su cabeza. «¿En qué estaba pensando? ¿Desde cuándo me llaman la atención los hombres poco convenientes, que tienen un historial que lo único que debería causarme es escalofríos? Espera, ¿acabo de decir que me llama la atención Negan? Oh, Dios. ¿Acaso me he vuelto loca y nadie me lo dijo?»
Parpadeó varias veces, carraspeando su garganta para darle una contestación a la castaña—. Nada importante. ¿Qué era lo que me decías?
—Rick no quiere que te involucres en la expedición de hoy. Piensa que aún te encuentras débil para salir y no quiere arriesgarse. —Savannah rodó sus ojos con fastidio.
La mujer llevaba un total de siete días sin ir a visitar a Negan, fingiendo que la razón es que se había enfermado, cuando en realidad, había puesto tal excusa por el simple hecho de no saber cómo mirarlo a la cara, o qué decirle, después de lo casi ocurrido.
—Estoy bien, Vic. Puedo ayudarlos. —respondió, mientras veía a su amiga recogiéndose el corto y liso cabello marrón en una coleta frente al espejo que colgaba en la pared del baño.
—Escucha, —Se devolvió para verla, acercándose a paso lento hacia la pelirroja, tomando entre sus manos sus zapatos—, esta vez le doy la razón a Rick. Deberías quedarte y descansar un poco más. Además, no te estás perdiendo de nada, sólo iremos a buscar unos suministros que Aaron y Daryl encontraron intactos en un almacén. —Victoria tomó asiento en el borde de la cama, atándose los cordones de las botas marrones—. ¿Por qué no vas y visitas a tu amiguito? Seguro se debe de haber preguntado por ti todos estos días.
Después de que Savannah había aceptado el trabajo de llevarle la comida a Negan, se vio obligada a contarle cómo era entablar una conversación con aquel hombre a su mejor amiga, quien tampoco llegó a conocerlo porque era relativamente nueva en la comunidad. Además de que, esta no dejaba de preguntar —cada vez que la pelirroja regresaba de aquel lugar— sobre qué tanto podían conversar, sobre cómo era él y muchos detalles más.