Capítulo 3

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  Thor supervisado exclusivamente por Frigga y Sif, fue vestido de valkiria y despojado de su barba. Junto a él Fandral, Hogun y Volstagg, que también fueron transformados en hermosas mujeres, su calvicie fue ocultada por largas pelucas rubias, negras y pelirrojas. Terminada la transformación de caballeros a damas, el cuarteto se dirigió donde Heimdal, quien los transportaría a Midgard.

  Sif no los acompañaría en esta ocasión, porque estaba ayudando a Frigga y a las otras mujeres del reino a realizar las tareas de los hombres, ya que estos, avergonzados por su apariencia, no salían de sus casas.

  Loki empeñado en escapar formuló un plan pero, para lograrlo, necesitaría la ayuda de los otros caballos ya que mientras más sean menos serían las probabilidades de que lo atraparan. Esa misma noche hablo con Galán.

–Oye Galán, ¿te escaparías conmigo?

–¡Claro primor! ¿Pa'cuando?

–A ti no te habla Eugenio, le habla a Galán– intervino la yegua Rosa Linda. –¿Puedo apuntarme?

–Claro, mientras más seamos mejor– le contesto Loki.

–¿Y cuál es tu ingenioso plan?– pregunto Galán.

Mañana cuando nos saquen a pastar, podríamos saltar las cercas.

–Sí, tiene razón, no son cercas tan altas podemos saltarlas con facilidad– le dio la razón Galán.

–Entonces me apunto– dijo Eugenio.

–Gran plan, pero ¿por qué te seguiríamos? ¿Cómo sobreviviríamos en el exterior, si siempre estuvimos aquí? ¿Qué nos ofrece el exterior?– Intervino Sabiondo, el caballo más anciano del establo.

  Se formó un silencio prolongado entre los caballos, se sintió como se desplomaron sus ilusiones al no poder responderse aquellas preguntas. Loki fue quien rompió el silencio para animarlos.

–¿Nunca consideraron una vida fuera de este establo?

–No, realmente no podría imaginármelo– contestó Galán, los otros caballos solo los escuchaban con atención.

–Imagínense, corriendo libres por el extenso prado, sin correas que los aten a ningún sitio– les planteó Loki.

  Los caballos se quedaron pensativos por un buen rato, prueba de que los había convencido.

–Yo voy– dijo Rosa linda.

–Cuenten conmigo– le siguió Eugenio, entusiasta como siempre.

–Sé que me voy a arrepentir– dijo resignado Sabiondo.

–Entonces, ¿te sumas Galán?– lo sedujo Loki.

–¡Ah! Yo y mi debilidad por las damas, sé que va a acabar conmigo– suspiró y dijo. –Está bien también voy.

  Así, Loki había conseguido cuatro buenos aliados, solo les quedaba esperar hasta el próximo día para llevar a cabo el tan esperado escape.    

Todas las promesas de mi amor se irán contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora