Capítulo 14

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  Doce hombres se abrían camino en el frondoso bosque, entre ellos se encontraban, los dos granjeros lesionados por Stefano, los cuales se movilizaban con dificultad. En un pequeño campamento, los esperaban otros dos granjeros, quienes fueron a su encuentro.

–¿Señores los tienen?

–De los cinco caballos que escaparon, solo pudimos encontrar a la yegua salvaje que capturamos por última vez.

–¿Y dónde está?

–La estuvimos siguiendo y sabemos exactamente en donde está.

–¿Por qué no la capturaron ya?– los cuestionó uno de los granjeros lisiados.

–No va a creerlo, pero estaba preñada del caballo endemoniado que los atacó.

–¿Ah sí?– se sorprendió el otro lisiado.

–Sí, y seguramente ya habrá tenido al potrillo.

–Entiendo, llévanos a donde esté.

  Los dos hombres recogieron sus tiendas, y se encaminaron, marcándoles a los doce hombres por dónde ir. Con ellos al frente, sumaban catorce hombres, ya no con órdenes de captura, esta vez era personal. –Los quiero muertos a los tres– ordenó el granjero más lisiado.

  Mientras el cuarteto de Thor...

–Hasta aquí llega su rastro– informo Thor, a sus amigos agotados. –Descansaremos unas horas, y decidiremos por dónde ir.

  Esa noche la pasaron a la intemperie, por suerte Thor parecía de buen humor, eso por lo menos, les aseguraba una noche tranquila. Apenas el sol se asomó, recogieron sus cosas y continuaron el camino. –¿Qué camino tomamos?– se preguntaron los guerreros, mirándose el uno al otro.

–No nos dividiremos esta vez. Así que ¿Alguno tiene una moneda?– pregunto Thor.

–¿Dejaremos que el azar decida?– cuestiono Hogun.

–Yo tirare la moneda– dijo Fandral tomando la moneda que Volstagg había extendido para que la tomara cualquiera de los otros tres, ya que consideró que con su mala suerte, solo echaría a perder toda la búsqueda. –Mi buena suerte nos guiara a Loki– les dijo Fandral entusiasmado.

–¡Claro que no! Que te hayan robado todo, no me parece muy buen augurio– dijo Hogun arrebatándole la moneda.

–¡Basta! No se peleen. Yo soy su hermano, tengo la obligación de tomar estas decisiones– Hogun le entrego la moneda a Thor. –Sí sale cara iremos por la derecha y, sí sale cruz por la izquierda– los demás asintieron.

  La moneda se encontraba en el aire, giró y giró, los cuatro la miraban expectantes, hasta que al fin Thor la tomó colocándola sobre el dorso de su mano, levanto la mano que la cubría y dijo:

–El azar ha hablado– exageró teatralmente. –Nos dirigiremos por la izquierda.

  En otro lugar de Midgard...

–¡Eso es, así se hace!– alentaba Loki a Thomas quien trotaba al lado de su padre.

  Ambos esquivaban obstáculos, y probaban su velocidad. Stefano le enseñaba a su hijo como debía desarrollar correctamente su capacidad física. Stefano cansado, fue a tomar un respiro a donde se encontraba Loki.

–Te dije que no podrías mantener el paso, él está lleno de juventud– bromeo Loki.

–Ah, me dices viejo– se ofendió Stefano, dándole golpecitos con su hocico al hombro de Loki.

–Oye me lastimas– se quejó Loki, sin que la sonrisa se borrara de su rostro.

–Te lo mereces.

–No te enojes– Loki acariciaba el cuello de Stefano, el cual bajo un poco su cabeza para estar más cerca de su amado. –¿Sabes? En mi reino, ya no quedan muchos caballos de tu especie– le Comentó el príncipe, acariciando su cabeza. –Yo aprendí a montar en un caballo con alas.

–¡¿Hay caballos con alas en tu reino?!

–Sorprendente ¿No?– dijo Loki feliz. –Son hermosos; fueron creados por la cruza con aves, en un experimento mágico-científico.

–¿Y con qué ave los cruzaron?

–Actualmente son cruzados con águilas, pero en la antigüedad habían usado al ave fénix.

–Pero esas aves solo son leyendas.

–Aquí sí, pero no de dónde vengo. Aunque ambas especies están destinadas a desaparecer.

–¿Y eso por qué?– se preocupó Stefano.

–Ambas especies se debilitan separadas, así que nos vemos obligados a cruzarlos. Con el tiempo todos terminaran siendo caballos alados, hasta que ellos también desaparezcan– sus ojos se entristecieron.

–¿Te gustaría dar una vuelta?– intentó animarlo. –Yo no vuelo pero puedo hacer que tú lo hagas.

–¿En serio? Pero nadie te monto antes.

–Prometo no tirarte– bromeo.

–Más te vale que no lo hagas– lo amenazó. –Bueno entonces, vamos con nuestro hijo.

  Loki hizo todo un ritual para montar a Stefano, realmente no quería lastimarlo de ninguna forma. Revisó sus patas e hizo que Stefano tomara confianza.

–Voy a subirme ¿Está bien?

–¿Tienes que hacer un escándalo? Yo confío en ti por completo– se impaciento Stefano.

–Solo quería estar seguro de que no te incomodo de ninguna forma.

  Loki, ya sobre Stefano, dio unos golpecitos en señal de que estaba preparado, sin embargo Stefano no lo entendió.

–Puedes caminar ya te di la señal.

–¿Ah,sí? Bueno ¡Agárrate fuerte!– dijo y salió a todo galope.

Todas las promesas de mi amor se irán contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora