–Llegamos señor, aquí es– el granjero que los guiaba frenó su caminar a unos metros de donde se encontraban los dos caballos.
–¿En dónde se encuentra la yegua?– se preguntó mirando para todos lados.
–¡Oh por dios!– grito uno de los lisiados.
–¿Qué pasa?– le pregunto el otro lisiado, que se encontraba a su lado.
No podían creer lo que sus ojos veían. –¿Quién era el hombre que pudo montar, al caballo del diablo?– se preguntaron los catorce granjeros.
–Su dueño apareció– dijo uno de los hombres.
–¿Te refieres, al diablo?– le pregunto el otro asustado.
–Claro, quien más.
–Dejen de hablar tonterías– le ordenó uno de los lisiados.
–Los lisiados sí que pierden el humor– le susurro uno de los hombres a otro.
–¿Qué dijiste?– le dijo uno de los lisiados a sus espaldas.
–Nada– respondió nervioso.
–Jefe, yo no diría que son tonterías lo que dicen. Ahí está el potrillo, y no tiene cuatro patas, tiene ocho– dijo aterrorizado uno de los hombres.
–Eso no nos importa. Cuando llegue la noche, o ese hombre se aparte de alguno de los dos caballos, los mataremos.
–¿Esperamos aquí?
–Sí, acamparemos aquí.
–¿Por qué esperar?– se impacientó uno de los granjeros.
–Para asegurarnos de acabar con ellos. Sí fuéramos ahora y ese hombre estuviera armado, es seguro que logre matar a alguno de nosotros, pero si quieres actuar como sebo, yo no te detendré.
–No, por eso digo que mejor esperemos– se retractó.
–No los pierdan de vista– les ordeno uno de los lisiados.
–¡Estoy volando!– gritaba Loki mientras extendía sus brazos, cual Rose en el Titanic. Al mismo tiempo Stefano detenía su andar de a poco.
–Padre, esta vez no pude alcanzarte– Thomas aún intentaba recuperar el aliento.
–Te dije que no podrías superarme– bromeó Stefano.
–Oh, ya lo hará, y entonces me reiré de ti– contesto Loki con otra broma.
–Oye ¿Tu de qué lado estas?– se ofendió Stefano.
–De ambos. No es como sí antes hubiera puesto peso en tu lomo, para que Thomas te ganara.
–¡¿Qué?! Con razón sentía que no avanzaba, por más que lo intentaba– Thomas fue el primero en reírse de su padre. –No te atrevas a burlarte de mí jovencito.
–Perdón, realmente no puedo dejar las bromas– Loki se agarraba la panza, las carcajadas que daba con su hijo se hacían cada vez más difíciles de contener, literalmente ya le dolía hasta respirar.
La noche llego, y con el mal humor que tenía Thor todo el cielo nocturno se nublo.
–Ni se te ocurra hacer que llueva– le advirtió Fandral.
–¡No me amenaces! O haré que caiga granizo.
–Todos estamos cansados, pero tenemos que seguir sin mal humores– intervino Volstagg, al escuchar los truenos avecinarse.
–Volstagg tiene razón, la lluvia solo complicaría nuestro recorrido– por suerte ambos lograron apaciguar la discusión.
–Thomas vamos adentro, que una tormenta se avecina– le ordeno Loki a su hijo.
–Vayan ustedes yo me quedare aquí un rato más– les dijo Stefano.
Loki acompaño a Thomas hasta la cueva, y Stefano se quedo a pastar. El crujir de las hojas a su alrededor, interrumpió su tranquila cena. En minutos se encontró rodeado de granjeros, con antorchas y tridentes.
–¿Te acuerdas de nosotros, verdad? Sé que puedes entenderme caballo endemoniado– intento asestarle con el tridente. Stefano esquivando el ataque dio unos pasos hacia atrás, desde donde solo recibió más ataques, que hirieron cada parte cuerpo, hasta donde pudieron alcanzar las afiladas armas humanas; de las cuales solo pudo escapar saltando, derribando así a sus antiguos atacantes, ahora lisiados.
A la cueva llegaron los gritos de los hombres y los bravos relinchidos de Stefano. Loki salió apresuradamente del interior de la cueva, pero lo detuvo el llamado de Thomas.
–¿Qué le pasa a padre?– preguntó, despertando alterado del corto sueño que había tenido, queriendo así salir al encuentro de su padre.
–No, tú quédate aquí– le ordenó Loki, colocando alrededor de la salida de la cueva, un hechizo de protección. –No podrás salir, ni nadie podrá entrar. Lo lamento, solo quiero protegerte– seguido, se esfumo rápidamente.
Cuando Loki llego, Stefano se encontraba recostado en el suelo y la sangre estaba derramada por doquier. Sus ojos se llenaron de lágrimas de odio, y los hombres que Stefano había logrado derribar, se levantaban dispuestos a atacarlo también.
–¡No!– la magia de Loki se desato, aniquilando de un solo golpe a los catorce granjeros.
El furioso y desgarrador grito de Loki, fue escuchado por Thor, el cual de inmediato corrió a su encuentro, seguido de sus tres compañeros. En la carrera hacía Loki, las pelucas se deslizaron de sus cabezas, descubriendo así que, su cabello verdadero había vuelto, junto a las pelucas también desaparecieron los senos.
Gritos de felicidad recorrieron todo el reino de Asgard. –¡El hechizo ha terminado!– informo el rey Odín, quien al fin hizo acto de presencia frente al reino entero.
Loki se desplomó de rodillas frente a Stefano, quien agonizante, volvió a su forma humana, la cual se mantenía igual de joven que la última vez que la lució.
–Loki escúchame– dijo Stefano, ya con su voz muy apagada.
–Te escucho, aquí estoy– Loki tomo su mano, la cual se encontraba llena de cicatrices.
–No, no llores, los dioses no lloran– bromeo débilmente, haciendo aparecer una leve sonrisa en el rostro del príncipe, ya cubierto de lágrimas. Tratando de acariciar el rostro de su amado, su mano decayó débilmente, Loki entendió y la sostuvo por él.
–Está demasiado fría– dijo sosteniéndola en su mejilla.
–Está bien, así tuvo que pasar– se resignó Stefano. –¿Thomas en dónde está?
–Él está protegido, no quiero que te vea así.
–No lo permitas, es algo que jamás se le borrara de la memoria.
Loki vio como los ojos de su amado se cerraban lentamente, sin que él pudiera hacer nada, Stefano había muerto.
–No, no, no. Abre los ojos ¡No te atrevas a dejarme!– le grito lleno de ira. –No te vayas– le suplico. –No pude decirte lo hermoso que eras. Te prometo que mi amor ahora se va contigo, pero jamás, será olvidado– susurro recostándose en su pecho.
El silencio era total. No se escuchaba ni siquiera, el cantar de los grillos, solo las luciérnagas iluminaban el camino de Thor.
–¡Loki!– grito Thor desesperado, en busca de una respuesta que nunca llego, pero que tampoco fue necesitada.
Frente a sus ojos se encontraba Loki, aferrado a un hombre que yacía en el suelo, ya sin vida. A su lado estaba un peculiar caballo, quien extrañamente intentaba consolarlo. Thor levantando la mirada, observó sus alrededores, encontrándose rodeado de muerte.
Loki se levantó separándose levemente de Stefano, girando su cabeza hacía donde Thor se encontraba. Cruzando así, su mirada totalmente entristecida, con la sorpresa incrédula demostrada en los ojos de su hermano. Lo único que Thor escucho salir de su boca, fue un balbuceó solo audible para él, una súplica que le caló hasta lo más profundo del alma.
–¿Hermano, me ayudas?
Continuara...
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Todas las promesas de mi amor se irán contigo
FanficUn joven Loki, hace una de sus más grandes travesuras en la historia de Asgard. Escapa y se oculta en Midgard, transformándose en yegua... Allí conocerá a su primer gran amor... Allí nacerá un nuevo Loki. *Los personajes no me pertenecen, son propie...