Capitulo XXIII

417 26 3
                                    

Habla Nora

Me encuentro de nuevo en mitad del bosque de la última vez. Por lo que debo de estar soñando. Empiezo a oír susurros que no llego a entender lo que dicen. No llego a reconocer las voces, son totalmente desconocidas.

De repente, empieza a ver más viento, levantando tierra y hojas que hay por el suelo. Los susurros ya no son susurros, ahora son gritos. Son de diferentes personas: mujeres y hombres, incluso creo que hay hasta de niños. Son gritos de dolor, sufrimiento. Es como si los estuvieran torturando de una forma horrible.

Es una sensación horrible, me tapo los oídos para intentar amortiguar un poco el ruido, cosa que es imposible. Caigo al suelo gritando de dolor, mi cuerpo me duele. No sé lo que está pasando.

El viento y las voces se paran de manera súbita, dejando a la vista dos personas. Una de ellas es mi padre, con más cicatrices que la última vez que le vi. El otro hombre está parado al lado derecho de mi padre. Es alto, fuerte con el cabello castaño claro, con los ojos azul oscuros. Me suena de algo pero no sé de dónde.

- Nora, me has decepcionado- es la voz de mi padre. Esta enojado, muy enojado y la razón no sé el por qué esta decepcionado. Poco a poco me voy incorporando

- ¿Por qué?- me atrevo a preguntar mientras me termino de levantar del suelo. Veo mi cuerpo, está lleno de moratones y me duelen a rabiar.

- ¡¡¿Cómo que por qué?!!-grita el hombre que está a su lado- ¡¡Tenias que acostarte con el chucho ese!!- ¿y a este que le importa con quien me acuesto?, se van acercando a mí, yo voy retrocediendo a medida que se van acercando no me dan muy buena espina.

- ¡¡¿Todavía no lo entiendes o es que no te has dado cuenta?!!- mi padre ha llegado a mí sujetando mi brazo. Se me escapa un gemido de dolor. Ya que me está apretando donde tengo un gran hematoma. Al darse cuenta de la fuerza que está utilizando, afloja un poco su agarre. Pero no me suelta.- Nora los lobos no son de fiar. ¿No recuerdas lo que te enseñe cuando eras pequeña? Eras tan obediente, que no me hacía falta repetir las cosas ni una vez-

- ¿Lo que me enseñaste antes de irte para no volver a verme en años?, lo siento mi memoria no es tan buena. Recuerdo que tenía un padre que me quería y que de la noche a la mañana no supe más de él por años, hasta que un día aparece, para crearme más dudas de las que tenía. Me dice que tengo que irme con él por qué es lo mejor, sin responder a ninguna de las preguntas que le hice. Lo siento, pero esa niña de la que hablas es la misma niña que abandonaste junta a su madre embarazada. Tuvo que crecer para poder cuidar a su hermana pequeña porque su "amado y preocupado" padre se largo sin dar una mísera explicación.- espete con furia. Le solté lo creía sobre él y no me importaban las consecuencias.

Mi mejilla ardía, mi padre me acaba de pegar. Nunca me había levantado la mano y mucho menos me había golpeado. Su cara de enojo no era nada comparada a la mía. Sin pensarlo ningún segundo, también le di una bofetad.

Estaba cansada de que me trataran como una niña, de que me manipularan a su antojo. Harta de que hicieran con migo lo que le pegara la real gana.

SE ACABO.

Soy una mujer no una niña a la que deban de decir lo que debe y lo que no debe hacer, que toma sus decisiones y que afronta las decisiones que toma. Si me equivocaba y me caía, pues me levantaría. Soy una adulta, no una bebe.

Mi padre me miraba asombrado y el chico que le acompañaba también. Me libere del agarre de mi "padre" y deje una separación considerable. El chico desconocido empezó a reírse y la verdad no encontraba la gracia de esta situación. El hombre que dice ser mi padre y yo nos le quedamos mirando sin entender por qué se reía.

Mía, solo mía y de nadie másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora