Capitulo XXV- FINAL PARTE I

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Habla Nora

Veo como sus hombres liberan a los rehenes que utilizó para que yo aceptara un trato que me dejara en un calabozo el resto de mi vida. Porque sé, y espero, que Jordan no dejara de buscarme.

Los lobos me hacen una reverencia y me suplican que huya con ellos, lo único que puedo hacer para no ver sus ojos de miedo, es bajar la cabeza. En señal de rendición, en señal de que no intenten hacer nada para ponerse en peligro. Que huyan de aquí hasta que los hombres de mi padre y de Enzo se vayan de la manada.

Enzo no se separa de mí. Me tiene bien agarrada por la cintura, manteniéndose a milímetros de mi cuello, oliéndolo, besándolo, mordiéndolo...asqueroso. No quiero que me toque. Pero he aceptado un trato que me amarrara a el de por vida. Espero que Jordan me entienda...y que me perdone por lo que estoy haciendo.

Cuando todos los pertenecientes a la manada desaparecen de mi vista y se ocultan por el bosque, siento que algo anda mal. Me giro mirando a Enzo y este tiene una sonrisa macabra en la cara. Que está ocultando.

- Cuando quieran.- me quedo petrificada cuando veo a todos los hombres sacando sus armas y las cargan- QUE EMPIECE LA CACERÍA- grita haciendo que corran en la misma dirección que tomaron anteriormente los lobos

- ¿A dónde se fueron tus hombres? Tenemos un trato. Yo me iba contigo y con mi padre sin oponerme si vosotros y vuestros...- me calla poniéndome un dedo en la boca, mientras que con la otra mano me acaricia la mejilla.

- Nuestros hombres no harían daño a nadie perteneciente de la manada de tu alpha. Si lo sé. Pero te contare un pequeño secreto. Esos hombres, no son nuestros hombres, son otro grupo de cazadores, que han venido a llevarse una buena piel de lobo, o quién sabe, una cabeza de alpha que será un regalo de boda para nosotros.-

Yo retrocedo de él, aguantándome las lágrimas. Pero es imposible. Salen por si solas. Me la ha jugado. Me ha engañado sabiendo que iba a aceptar, me han manipulado. Caigo al suelo de rodillas, con las manos en los ojos. No puede ser. Me he atado a una persona hasta que me muera por una mentira. Que acabo de hacer.

Me levanta del suelo acercándome a él, yo intento retroceder, pero lo único que consigo es que me pegue más a él. Le golpeo el pecho como medida desesperada a que me toque mientras lloro. El no se aparta, ni me intenta pararme, más bien me acaricia la espalda intentando calmarme. Y lo consigue.

Mi llanto disminuye mientras que los sollozos van ganando más atención. Mi nariz esta taponada, no puedo respirar bien, lo que me provoca un hipo que odio con todo mi ser, siendo el único enemigo que puedo eliminar.

- Vámonos princesa, hay que ir a buscar a tu padre. Se pondrá muy feliz cuando le digamos que nos vamos a casar y a formar una familia.- dice mientras me separa un poco de él para que pueda verle a los ojos.

Ya no me niego, ni retrocedo a su tacto. Para que. Para que, si haga lo que haga, ellos siempre van diez pasos por delante de mí, de Jordan, de nosotros. Nuevas lágrimas salen al pensar en el "nosotros" de Jordan y mío.

Los disparos suenan a medida que nos acercamos al vehículo en el que ha venido. Los aullidos de dolor, las suplicas, los gritos son horribles, me tapo los oídos intentando disminuir el volumen de estos, pero es imposible, se me han quedado grabados en mi memoria para siempre. Enzo se sienta alado mío en la parte trasera, mientras ríe por lo que hago. Me retira las manos de las orejas, mientras me da una de sus sonrisas que hace que mis huesos se congelen.

- Te acostumbraras, incluso te acabara gustando. Es más votaría a que hoy mataras por primera vez a un hombre lobo- Comenta con gracia mientras que me aparto de él hasta llegar a la ventanilla del otro costado

Mía, solo mía y de nadie másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora