CAPITULO XVIII

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Habla Jordan

No puede ser, que hace aquí. No quiero tener nada con ella, se lo deje muy claro la última vez que nos vimos. Antes de conocer a Nora. Estoy sin palabras. No sé qué hacer ni que decir, oigo voces pero no las escucho.


Sé que son Rob y Marisa hablando de algo mientras que Nora esta callada detrás. No puedo moverme, no puedo reaccionar. Veo como Rob le dice algo a Nora en el oído, no le escucho lo que la dice. Pero de una cosa estoy seguro, lo que le haya dicho a provocado que salga corriendo de la casa.


En ese momento reacciono, está nevando y ha salido sin abrigarse, morirá de frio si no la alcanzo. Me pongo en camino en la misma dirección que ella, pero algo me detiene. Me giro sobre mis talones para encontrarme las uñas falsas de Marisa en mi brazo. Me salgo de su agarre fácilmente de un pequeño tirón.


- ¿Qué es lo que quieres Marisa? Creo que te lo deje muy claro la última vez que nos vimos.- espeto con los dientes apretados.


- ¿Cómo que qué es lo que quiero? Te quiero a ti. Yo sé que me quieres Jordan.- se acerca a mí e intenta sonar sexy, pero falla en el intento.- o ya no te acuerdas lo bien que nos lo pasábamos los dos sólitos.


- No te acerque más a mi zorra. Ella es mi mate, si la pasa algo por tu culpa te juro por la santa diosa luna, que yo a ti te mato. Y no una muerte rápida, no. Será lo más lenta y dolorosa de todas las muertes.


Me alejo de ella. Miro a mi hermano, el no reacciona ni hace nada. No sirve para tener una mate, una compañera, una luna. La ha hecho sufrir y ha dejado que huyera sin detenerla. Sabiendo que moriría de frió al no ser un hombre lobo. No merece tenerla y mucho menos ser el alfa.


Voy hacia la calle y aulló a la luna, llamando así a todos los rastreadores de la manada. No tardan ni medio minuto cuando están delante de mí. Por eso debo yo ser el alfa de la manada. A mi hermano solo le respetan porque le temen, no como a mí, la manada me respeta porque saben justo con cada uno de ellos, soy un buen líder que ayuda a todo el mundo a salir hacia delante sin importarme lo que piense los demás.


- Tenéis, que encontrar a la futura luna de la manada. Es una humana y ha salido de la casa sin abrigarse. Morirá de frió si no la encontramos- en ese momento sale mi hermano de la casa con hecho una furia, pero yo sigo con mi discurso.- Debéis encontrar a vuestra futura luna, a mi mate.


- Tú no eres su alfa, te lo recuerdo hermanito. Yo soy el alfa de esta manada y me deben obedecer a mí no ha ti. Y segundo es mi mate y mi futura luna, y no pienso permitir que un malcriado como tú me diga que deben hacer mi manada... –le corto antes de que siga hablando. Me está hinchando las pelotas


- Vamos haber imbécil, yo soy su mate. Y cuanto a no ser el alfa de la manada, no te preocupes el consejo me ha dado el visto bueno hace un par de días, por eso estaba en la mansión del alfa cuando llegasteis, porque es mi mansión y la de mi luna.


No le dejo que siga hablando, me transforme en mi lobo, dejando que busque a su compañera de vida. Todavía recuerdo como fue reconocerla como mi mate. Fue el día en que la demostré mi lobo, no sé porque no puede reconocer su esencia en mi forma humana pero si en la de lobo. El olor de café recién tostado y molido me volví loco.

Mía, solo mía y de nadie másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora