Capítulo XI

686 44 2
                                    

No puedo pensar en ninguna necesidad de la infancia tan fuerte como la necesidad de protección de un padre- Sigmund Feud.

- Papi, Papi!! Aúpame y lánzame como un avión bien arriba, para poder volar.

- Mi pequeña Nora, mi pequeña princesa, haré todo lo que me digas por tan solo un fuerte abrazo y una promesa que vas a cumplir.

- Claro papi.

- Prométeme que vas a proteger a tu madre y a tu hermanita. Que no te acercaras a ningún tipo de animal salvaje que hay en los bosques, ni osos, ni ardillas y sobre todo a los lobos.

- Si papi, pero tú vas a estar aquí siempre para ayudarme verdad.

- Claro que si pequeña, lo que pasa es que me tengo que ir a un lugar y no se cuando voy a volver, pero te prometo que siempre estaré para protegerte. Te quiero mi pequeña princesa- deja un fuerte beso en mi frente mientras me abraza.

Son los últimos recuerdos que tengo de mi padre antes de que se fuera a no sé donde, a hacer no se que sin preocuparse de mi madre, de mi hermana o de mi. No sé porque han venido estos recuerdos a mi cabeza, como tampoco sé por qué no puedo abrir mis ojos. Lo único que puedo hacer es escuchar a las personas que tengo a mi alrededor. Sé que alguien está a mi derecha sujetando mi mano, mientras hace pequeñas caricias en está.

- Mi luna, por favor despierte- una voz de mujer que no consigo identificar creo que no la he escuchado ninguna vez.

- Shasha, cariño, es mejor dejarla descansar, es lo que el médico dice que necesita.- ese sé que es Luke

- ¿Dónde está?- esa voz ronca la reconozco a la perfección. Esta enfadado pero no se la razón.

- Alfa, está bien, solo necesita descansar para poder recuperarse por completo. Ha perdido mucha sangre, pero el doctor dice que para mañana por la mañana, a lo más tardar, estará despierta.- ese es otra vez Luke pero suena apenado y serio

- Os podéis retirar- no ha sonado como una pregunta más bien como una orden. Mi mano derecha deja de estar sujeta y es puesta en la cama o en la camilla donde estoy. Se oyen unos tacones alejarse y una puerta abrirse y cerrarse casi de inmediato. Unos pasos acercándose junto a un gran suspiro es el único sonido que se escucha en la habitación donde estoy.- Lo siento mi luna. Lo siento por haberte robado tu antigua vida, por haberte secuestrado para traerte a mi pueblo. Lo siento por haberte mandado al hospital la primera vez, por asustarte por ser como soy, por mandarte de nuevo a una camilla donde te debates entre la vida y la muerte. Lo siento es lo único que te puedo decir, pero te prometo que a partir de ahora te protegeré con mi propia vida si es necesario, pero por favor despierta.-

Suena totalmente arrepentido de todo lo que me ha hecho y de lo que me ha ocurrido por su culpa. Lo noto y no se la razón, será por lo que me dijo que los mates pueden llegar a sentir lo que siente el otro. Me da un beso en la frente y se va no sin antes decir "te quiero, por favor luna, haz que despierte".

Me quedo pensando en todo lo que me ha pasado desde que lo conozco, intento enfadarme con él, enojarme por todo lo que estoy sufriendo por su culpa. Pero ni puedo, cada vez que lo intento y estoy a punto de conseguirlo me vienen las imágenes de la azotea cuando me consolaba por lo de mi hermana, o lo atento que fue con migo en el trayecto en el coche o sus palabras de hace un momento. No sé lo que me pasa, lo único que tengo claro es que estoy frustrada y necesito descansar.

(...)

Me encuentro en medio de un bosque frondoso y muy oscuro, y lo único que puedo ver, es un hombre sentado en una banca blanca en medio del bosque. Me acerco a el intrigada de quien pueda ser.

- Disculpa señor, pero ¿dónde estoy?

El hombre levanta la cabeza poco a poco hasta que choco con sus ojos de color miel, como los de mi hermana. Me suena de algo pero no se donde he podido conocer a este hombre. El hombre suspira y hace una mueca entre feliz y triste que no consigo entender el porqué me mira de esa forma

- Mi pequeña princesa, mi pequeña Nora. ¡qué mayor estas!- en cuanto dice le reconozco, es mi padre. Le abrazo tan fuerte y derramando unas lagrimas haciendo que moje su camiseta de color beige.

- Papa, ¿Dónde has estado?, te buscaron cuando mama nos dejo pero no dabas señales de vida y nos mandaron a un centro tutelado.- Siento una mezcla de rabia, y tristeza al pronunciarlo- Mi hermana fue adoptada a los pocos meses por una pareja y no la he vuelto a ver ni ha saber nada de ella.

- Lo sé mi pequeña, tu hermana está a salvo con unos amigos alejada de todo lo que va a pasar de aquí en adelante. Pero prométeme que no dejaras que Rob te marque, bajo ninguna circunstancia, por favor mi niña prométemelo.

- Papa ¿cómo sabes de Rob? ¿qué eso de "te marque"?

- Tu solo prométemelo, pronto estaré contigo y te contare el porqué no he estado contigo y os abandone.- la voz de suplica me deja sin palabras, con lo que asiento con la cabeza- Princesa dame un par de meses e iré por ti y estarás a salvo de el- Sin más me da un beso en la frente y se va entre los arboles hasta que desaparece de vista

Siento un gran dolor en la pierna tanto me reincorporo rápidamente para poderme ver esta. Una venda tapa la zona que me arde, no se me está ocurriendo, pero duele a rabiar. Es como cuando te quemas con el aceite cada vez que fríes un huevo o cuando te echan yodo para curarte las heridas, todo junto y multiplicado por un millón.

Suelto un sollozo de dolor y la puerta se abre de par en par dejando entrar a un Rob junto a un médico y una enfermera. Rob corre a darme un abrazo, mientras que los otros dos se quedan mirando la pierna mientras preparan lo necesario para las curas.

- Tranquila luna, esta todo en orden, se está curando y por eso te quema.- me dice la enfermera con ternura

- Tranquila Nora, todo está bien, no te preocupes, también esta cicatrizando la de la espalda. No te voy a dejar sola, te voy a proteger no te preocupes- sin más, Rob, me deja un casto beso en los labios, mientras me acaricia suavemente la mejilla

Poco a poco, el dolor va mitigando, tanto que siento como si fueran unas simples rozaduras. La enfermera  me va quitando las vendas tanto de la pierna como del hombro. Cuando el doctor se aproxima a mí para revisarme, Rob suelta un pequeño gruñido, que hace que el doctor retroceda y le pida permiso para acercarse a mí.

El doctor me explica el porqué mis heridas han cicatrizado tan rápido sin dejar marcas en mi piel. Al parecer, si mezclan tu sangre humana con un poco de sangre de tu mate, produce como en tu cuerpo algo parecido a lo que les ocurre a ellos cuando se hieren. Por lo que me explico Rob, sus heridas no tardan más que un par de horas en cerrarse, por eso de ser lobos, bla, bla.

No me creo del todo sus explicaciones sigo pensando que me están tomando el pelo, que me han drogado y por eso vi a los lobos. Pero les haré creer que si les creo sus historias y cuentos chinos para a ver si me dan un poco de libertad y poder escapar.

Mía, solo mía y de nadie másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora