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:: PARTE FINAL::


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Alarick 

Era una tarde lluviosa en el valle de Atenea. En el Dragón durmiente todos estábamos adentro, aprovechando el clima para leer o tomar una rica taza de té o chocolate caliente. Me encontraba pensativo en una mesa solitaria, todos pasaban frente a mí y yo parecía ser una sombra. Mi brazo estaba apoyado sobre la madera y mi mirada perdida en el infinito, mientras trataba de organizar mis pensamientos.

—Gracias abuela —contesté aceptando la taza de té que la abuela me había dejado en la mesa.

—¿Y Angeline? —me pregunto, sentándose delante mio.

—¿No es obvio? Odiándome —solté un largo suspiro.

—Cariño por favor, deja de decir eso —la abuela colocó su mano sobre la mía apretando ligeramente—. Ella entiende que lo que pasó fue por el bien de ella y tuyo...

—Angeline no lo ve así, han pasado dos semanas desde eso y siento que han sido años su indiferencia —deshice un nudo de mi garganta y luego escuche un fuerte estruendo que estremeció a más de uno en la cafetería.

Hace dos semanas exactamente que Malfoy se fue. Había regresado con su familia y el resto de mortifagos, todo porque Angeline suplicaba ir a rescatar a Luna, y era obvio, todas las noches desde el ataque en la casa de la abuela, Angeline sufría de terrores nocturnos en donde veía a su mejor amiga siendo torturada por Bellatrix, muchísimas veces intento ir a la mansión de los Malfoy, cosa que ni yo, ni Malfoy permitimos, ganándonos su odio de inmediato, pero esto no era egoísmo nuestro, solo tratamos de protegerla. Pues es obvio que esas "pesadillas" son producto de Ares, por lo que una noche Malfoy tomó la decisión de volver para así terminar con todo, no por abandonar a mi hermana y mucho menos por que le importara Lovegood, más bien fue para cuidar que no muriese y afectará a Angeline, detonando nuevamente una batalla contra nuestro padre y quizás hasta con el mismo Voldemort. Malfoy se fue y el único que sabe el motivo, soy yo. Por esa razón es que mi hermana me ha evitado y ha pasado todo el tiempo encerrada en su habitación.

Y, aunque me duele mucho su despreció, lo prefiero mil veces. Prefiero escuchar sus gritos y reproches desde el otro lado de la puerta que tener que escuchar silencio en su tumba...

La abuela me aconsejó un momento, siempre buscando la forma de hacerme sentir mejor, tenerla de nuevo con nosotros era un motivo para no rendirme. Después de un rato subí a mi habitación compartida con Samantha, mi pierna empeoraba cada día y con el frío y la lluvia era muy difícil moverme, eso solo aumentaba el estrés de todos los días, pues Malfoy y yo llegamos a un trato, el día que Voldemort decidiera atacar, me lo haría saber por medio de un galeón de oro que ambos encantamos, llevando el uno y yo otro, pues en el momento en que ambos nos necesitemos el galeón empezará a moverse dando señal que lo peor empezará. Por ende el hecho de que mi pierna jamás mejore me hace sentir inservible.

𝐓Ú 𝐌𝐄 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐒 𝐕𝐀𝐋𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora