Papá es mi persona favorita. Siempre somos él y yo. Verlo llorar se siente como se deben sentir las hojas de mi cuaderno cuando un dibujo que hago no me gusta y lo arranco y hago bola para desecharlo en la basura. Duele. Pobres dibujos. Me prometo a mí misma no hacerlo más si papá deja de llorar.
Papi, no llores, quiero decir, pero las palabras no salen.
Este no es mi papá.
Papá no llora.
Huele a él, como a bosque y a humo. Luce como él con su traje hecho a la medida, cuyo color a veces me deja elegir, comportándose de manera diferente. Se siente seguro porque es papá, pero al mismo tiempo inestable. Estoy a un paso de creer que es un zombie de los cuentos de terror de Francesco, pero no. Veo sus ojos, azules como el fondo del océano, y sé que es él.
Papá.
Lo abrazo.
Él me aprieta más.
Estoy sentada sobre sus rodillas en su alcoba, la cual permanece oscura a excepción de la pequeña luz que viene de la lámpara sobre la mesita de noche junto a nosotros. Llegó hace unos minutos con aspecto de haber estado en medio de un huracán, me tomó en brazos desde la sala, dónde estaba sentada en el sofá escuchando música con mi nana, y nos trajo aquí como si este fuera el único lugar donde pudiese respirar. Deposito un beso en su mejilla mientras consigo mi voz de vuelta y le pregunto qué sucede, pero eso solo parece romperlo más. Me rindo y sigo abrazándolo. No sé qué hacer. Él es el rey y ellos no lloran. Consuelan a las princesas cuando los príncipes son estúpidos y hacen cosas como empujarlas en el patio de juegos, como el estúpido de Vicenzo, haciendo que raspen sus rodillas.
Eso es lo que sé.
Es como debe ser.
Papá llora, sin embargo, desafiando todas las leyes de la normalidad. Suspiro acurrucándome contra él. Deseo tanto tomar su dolor. Si fuera yo la que estuviera llorando, papá simplemente tendría que abrazarme y llevarme a dar un paseo en mi unicornio para hacerme sentir mejor. Luego estaría feliz de nuevo. Arrugo la frente. Creo que el problema aquí es que papá no tiene un unicornio y el mío es muy pequeño para sostener su peso. Empiezo a deshacerme de su agarre para ir a ordenar a Fósil que le consiga un unicornio de su tamaño cuando decide decirme la razón por la que llora. Sostiene mi rostro entre sus manos con cuidado. Me ve como si fuera una de las figuritas de cristal que adornan la sala y que no se me tiene permitido tocar porque mis manos aún son de bebé.
─¿Recuerdas que te hablé sobre la enfermedad de mamá?
Miro esas manos de bebé, las cuales se convierten en puños.
Mamá.
¿Cómo no lo pensé antes? Mamá siempre es la razón por la que papá está triste, aunque él nunca llora. Por lo general es silencioso cuando lo está, incluso conmigo, con la mirada perdida. Ella es increíble y amorosa cuando está bien y en casa, lo cual casi nunca sucede, pero cuando está mal pienso que estaríamos mejor sin ella. La amo, pero también la odio porque lo lastima. Él no deja que se acerque a mí cuando se vuelve mala, por lo que recibe todos los golpes. A veces tengo que irme por el balcón con uno de los guardias de papá porque escapó de su control y llegó hasta mi puerta, golpeándola mientras me grita cosas que no entiendo. Mamá es rusa y las hadas le hablan en ruso. Yo no sé ruso, pero cuando alguna palabra es dicha en inglés tampoco la entiendo. Las he escuchado alguna vez salir de la boca de los socios de papá cuando vienen a hacer negocios y consigo escaparme del cuidado de Petrushka para espiarlos, pero no sé qué quieren decir.
No sé qué significa bastarda.
Puta.
O qué es estar maldita.
─Sí, papá. Dijiste que mamá tiene un pie aquí, en la tierra, y otro en el reino de las hadas ─susurro─. Por eso a veces ve y oye cosas que nosotros no. Son las hadas trayéndole mensajes y pidiéndole que regrese con ellas porque la necesitan para proteger su reino de los duendes. ─Mi voz gotea odio. Odio a las hadas. Si fuera como mamá y tuviera un pie en su mundo probablemente les arrancaría las alas con mi navaja, la cual era de papá, pero robé y guardo en mi habitación en el caso de que algún día aparezcan y tenga que defenderme de ellas, y me las comería, puesto que imagino que son pequeñas como Tinker Bell. Papá no sabe que la tengo─. Por eso a veces te grita y golpea. Porque no quieres que se la lleven. Porque ella no quiere irse. Porque puede decir que sí, pero son las hadas manipulando su mente con hechizos porque están desesperadas.
Papá afirma. Sus ojos azules se ven negros.
─Sí, princesa. Eres tan lista por recordarlo. Eso es lo que sucede.
Papi tonto, ¿cómo lo olvidaría cuando paso cada noche pensando en un plan para eliminarlas, recuperar a mamá para ti y tener nuestro propio final feliz? No importa lo que tenga que hacer, algún día lo lograré. Mientras lo veo llorar, sin embargo, tengo el presentimiento de que ellas ganaron. Se llevaron a mamá y nuestro final feliz.
─¿Lloras por ella?
Acaricia mi mejilla.
─Sí.
─¿Se la llevaron?
Traga antes de responder, no sin cierta dificultad, asintiendo.
─Sí, princesa.
Me refugio aún más en su costado, sintiéndome de alguna manera aliviada. El dolor, sin embargo, está ahí. La odio, pero la amo. Gracias a ella estoy aquí, pero siempre nos ha herido tanto a papá y a mí. Me pregunto si en el mundo de las hadas es igual. Si allí no existe el dolor. ¿Por qué, si nos ama a papá y a mí como dice cuando se disculpa, no nos lleva con ella? Puede que el mundo de las hadas no sea tan lindo como todos los libros dicen y merezca ser destruido por los duendes y por eso nos dejó aquí.
O puede que mamá no nos ame.
─¿Ella regresará? ─pregunto lentamente.
Papá esconde su rostro en mi cuello mientras niega.
Extiendo la mano y acaricio su cabello rubio mientras cierro los ojos, mis propias lágrimas saliendo mientras el sabor agridulce de la sangre invade mi paladar.
Hola, espero que les guste, yo la amo.
Ya llevo unos capítulos adelantados.
Hoy les dejo prólogo y cap 1, recuerden votar y comentar si quieren que publique + velozmente <3
Este va dedicado a mi mejor amiga, DianaMN, por ser la primera persona en creer en estos personajes.
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Arlette © (Mafia Cavalli I) EN LIBRERÍAS
ActionMi madre era una princesa de la Bratva. Mi padre un príncipe de la mafia siciliana. Su amor fue catastrófico, pero la consecuencia aún más. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Pueden encontrar la versión editada por Planeta en librerías.