ARLETTE:
Verónica no asiste a clases hasta el viernes. Durmió la mitad de las noches luego del incidente en una de nuestras habitaciones de invitados, reacia a volver con su madre hasta que la convencí de lo contrario. Aunque papá prometió tenerlo cubierto, estar allá la hace lucir menos culpable. También me interesa que sea capaz de enfrentarse al escenario que marcó su vida sin desmoronarse. No quiero que sea un miedo con el que tenga que cargar después. Prefiero que sufra ahora, lo suficiente hasta desarrollar inmunidad, a que esos bastardos sigan teniendo algún poder sobre ella.
A pesar de su protesta, debo darle créditos.
Su recuperación ha sido más rápida de lo que tenía previsto. A veces la descubro intentando curvar los labios. Aunque el resultado es un gesto deforme y sin esperanza, es algo. Se lleva bien con Flavio. Él es una de las razones por las que sonríe. Dice que es adorable. Mi hermano fue de ayuda durante el primer día uniéndose a la ronda de preguntas. Además de querer conocer cuál sería el papel que jugaría, Verónica no mostró interés en profundizar en el tema por detalles. Me alegró. En ese momento significó que no tendría que revelar información que luego pudiese usar en mi contra, pero ahora, mientras juego con la pasta servida en la bandeja de mi almuerzo, me hace pensar. Tal vez anteriormente, gracias a su padrastro, se hizo una idea o un panorama completo del submundo de Chicago. Lo que encontré en su casa fue más que un grupo de violadores reunidos. Cuando bajé al sótano antes de irnos visualicé una mesa con pilas de dinero en el centro, las cuales estaban rodeadas de fichas y cartas. Verónica era la moneda de apuesta de su padrastro. Aunque ninguno de ellos trabajase para los Ambrosetti, estoy segura de que no eran trigo limpio.
─¿Estás bien?
Afirmo con la mirada clavada en mis rodillas antes de concentrarme en su rostro.
Ya que cuando se lo corté quedó ligeramente disparejo, Beatrice trajo un estilista para que le hiciera un corte pixie con fleco que termina unos cinco centímetros por debajo de sus orejas. Resalta sus ojos marrones. También se dejó hacer un tratamiento completo para la piel después de que el médico de La Organización la hizo tomar una pastilla abortiva, por lo que esta luce radiante. Los imbéciles no usaron condón. Verónica está asustada porque piensa que contrajo una enfermedad. Si ese es el caso dudo que exista algo en el mundo que sacie mis ganas de revivir a cada uno de ellos para torturarlos en la mazmorra de papá antes de concederles la muerte.
─Sí. ─Me pongo de pie al verlas levantarse─. Llegó el momento. ¿Me acompañas?
Verónica afirma antes de echar su silla hacia atrás y seguirme. Ellas, el triangulo de la anorexia, no tocan su comida. En su lugar gastan el tiempo del almuerzo retocándose el maquillaje en el baño del primer piso. A excepción de nosotras cinco se encuentra vacío. Saco el par de sobres de mi bolsillo antes de plantarme frente a ellas.
─Kimberly. ─Ella lo toma─. Jenna.
Ambas se miran entre sí cuando lo abren.
Antes de que puedan hacer cualquier cosa, como protestar, digo una última cosa con la mirada clavada en la expresión consternada de Hether.
─Mi padre agradecería la presencia de ambas. ─Le dedico una sonrisa─. Hola, Peps.
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El miércoles encontré un paquete forrado con terciopelo, negro en su totalidad, junto a la camioneta cuando salí del club. Contenía una peluca rosa con el mismo corte de Verónica, un sobre e instrucciones en un elegante papel. Ya que lo segundo tenía el nombre de Constantino grabado en el exterior, supuse que era lo que debía dejar en su oficina. La nota que hice ceniza, junto a la caja, en la chimenea de mi habitación lo confirmó. También añadía que debido a las complicaciones que últimamente se han presentado para reconocerme, tengo que usar la peluca cuando vaya a Fratello's ya que él estará ahí para asegurarse de que cumpla con mi palabra. Tomando en cuenta la naturaleza de nuestra relación, no lo tomo como un insulto. Habría hecho lo mismo.
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Arlette © (Mafia Cavalli I) EN LIBRERÍAS
حركة (أكشن)Mi madre era una princesa de la Bratva. Mi padre un príncipe de la mafia siciliana. Su amor fue catastrófico, pero la consecuencia aún más. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Pueden encontrar la versión editada por Planeta en librerías.