f o u r t e e n.

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Escucharon toquidos en la puerta del cuarto y su burbuja explotó. Ambos chicos estaban tan sumergidos en la música que componían y en su propio mundo que dieron un pequeño salto al oír el repentino sonido insistente de Winifred Taylor golpeando suavemente la puerta.

─Brian, son seis y media. Tu madre se preocupará.─ la voz dulce pero segura de la señora Taylor se hizo escuchar en el repentino silencio que se había formado cuando ambos chicos dejaron de hablar ante los golpes en la puerta, seguida de los pasos de la señora alejándose por el pasillo.

Aunque Brian no se había percatado de la hora, su madre no le preocupaba porque antes de salir de su casa más temprano ese día le dijo que iría a casa de Fred después de terminar de estudiar con Roger, ergo probablemente su madre pensaría en todo caso que estaba en casa de los Bulsara. Eso sí, las quejas interminables de Freddie por llegar tarde ya podía oír Brian en su cabeza, tal vez el pelinegro entendería porque se trataba de Roger con quien Brian estaba.

Roger miró como Brian se estiraba al levantarse de la cama donde ambos estaban sentados. Después de tanto tiempo de estar en la misma posición y más que nada porque tendría que tomar un bus y luego caminar hasta casa de Freddie, el chico más alto se tomó el tiempo necesario para que todo su cuerpo estuviese responsivo.

─No te vayas...─ Roger lo miró con unos ojos que simplemente le partían el corazón a Brian; los bonitos ojos azules lo miraban ahora grandemente abiertos y llenos de súplica, como un bebé a punto de llorar y hacer un berrinche. Su voz había salido muy baja en volumen y suave como el terciopelo.

Brian le dedicó una sonrisa enternecida, acercándose después para sostener la mejilla de Roger en su mano, su otra mano apoyándose en la cama sosteniendo su peso. Acariciaba la mejilla del rubio con su pulgar, sonriendo aún más ampliamente cuando sintió a Roger recargarse hacia su mano para sentir más el tacto.

─Tengo que irme. Freddie me está esperando.─ Brian respondió, su voz igual de callada que la de Roger.

El rubio frunció el ceño ante la mención de un nombre desconocido. Un extraño sentimiento se instaló en su pecho.

Freddie. ¿Y ese quién es?

─¿Freddie?─ La voz de Roger había subido su volumen significativamente. No tanto como para estar gritando, sino más bien ahora hablando en un volumen normal. Además, la frase había abandonado sus labios con un tono un poco indignado.

Brian ladeó la cabeza y arqueó la ceja ante la reacción del rubio, más que nada un poco sorprendido ante su repentino cambio de actitud. Se encontró un poco confundido por unos segundos pero después se dio cuenta de lo que estaba pasando. Su rostro cambió drásticamente; ahora con una sonrisa de sabelotodo, decidió molestar un poco a Roger. Cambió de posición, sentándose de nuevo en la cama frente al otro chico, no parando en ningún momento la acción de su pulgar en la mejilla de Roger.

─Sí, le prometí que hoy iríamos al Cinema juntos.─ respondió Brian en un tono de voz que aparentaba inocencia.

Roger tragó saliva visiblemente y desvío la vista ahora viendo hacia abajo, en su rostro era más que evidente que estaba dolido. Tomó la mano de Brian la cual había continuado acariciando su mejilla hasta ese momento y la quitó de su rostro al mismo tiempo que se alejaba de él, sentándose apenas unos centímetros más lejos de él en la cama solamente para simbolizar que no quería que lo siguiera tocando.

Brian rió por lo bajo y volvió a acercarse insistentemente al otro chico. Envolvió a Roger en sus brazos, guiando a que la cabeza del menor quedara recargada en su pecho y antes de que el rubio pudiera protestar, dijo:

Tutor 《Maylor》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora