f i f t e e n.

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Brian se sentía en las nubes. No podía creer todo lo que acababa de pasar. Nunca había probado ningún tipo de droga (a penas y había tomado alcohol alguna vez), pero estaba seguro de que como se sentía ahora era como se sentía estar bajo la influencia de alguna sustancia ilícita.

En todo el camino hacia la casa de Freddie no pudo dejar de sonreír, incluso sentía sus mejillas adoloridas.

Después de que Brian tocara la puerta de la casa de los Bulsara, cuando la puerta se abrió revelando a un Freddie a punto de comenzar a quejarse de que Brian llegara tarde, el chico pelinegro se detuvo antes de decir cualquier cosa y jadeó emocionado al ver la cara sonriente del chico que estaba a la puerta de su casa, dejando de lado cualquier tipo de queja que estaba por hacerle. Freddie supo al instante que algo había pasado.

Esa tarde ya ni siquiera fueron al Cinema. Se quedaron en casa de Fred, simplemente hablando pero aún así disfrutando plenamente de la compañía del otro.

─────

Brian paró de reír después de unos segundos. La causa de su risa obviamente había sido algo que había dicho Freddie.

─Y ya, es todo.─ dijo Brian aún intentando detener su serie de risas.

─Bueno. Lo único que puedo decir a parte de lo que ya dije es... Wow.

Brian sonrió un poco avergonzado, un pequeño sonrojo en sus mejillas. Agachó un poco la cabeza, dirigiendo su vista al colchón de la cama.

Freddie se encontraba recostado en la cama con los brazos cruzados detrás de su cabeza, estaba recostado paralelo a su almohada de manera que sus pies y parte de sus piernas quedaban colgando del lado de la cama. Brian estaba sentado en flor de loto sobre la cama junto a él, con su espalda recargada en la pared.

Ambos chicos se quedaron callados unos momentos, Brian pensando en Roger (qué sorpresa) y Freddie pensando en la cosa que lo llevaba atormentando desde hace tiempo, los ojos del pelinegro se encontraban fijados en el techo, su rostro reflejando que estaba pensativo. El silencio se vió interrumpido cuando Freddie habló.

─¿Desde hace cuánto lo sabes?─ la voz rezonaba con un volumen bajo y la emoción en la pregunta hacía que la voz de Freddie saliera un poco temblorosa.

─¿Hmmm?─ preguntó Brian, no habiendo escuchado la pregunta de Fred gracias al momentario trance en el que se encontraba.

─¿Desde hace cuánto sabes que te gustan los hombres?─ el mayor de ambos repitió la pregunta, esta vez subiendo un poco su volumen y volteando a ver a Brian.

A Brian le llamó mucho la atención la mirada de Freddie, era una mirada esperanzada y sobretodo que anhelaba. Además, Freddie se miraba serio, lo más serio que le había hablado a Brian desde que se conocieron.

A pesar de todas las preguntas que prontas se formaban por la cabeza de Brian, se apresuró a contestar lo que Freddie había preguntado.

─Pues... lo he sabido desde siempre. Sólo siento atracción hacia hombres así que...─ Brian miró atento como Freddie bajaba su mirada hacia el edredón de la cama mientras asentía pensativo. ─¿Por qué lo preguntas?

Freddie hizo una mueca considerando si decirle la verdad a Brian o no. El menor de ambos chicos al pensar que quizás ese tema era complicado para su amigo decidió mejor soltarlo del gancho, ya le diría algún día si así lo quería.

─No tienes que decirme si no quieres ahora, Fred.─ el pelinegro volvió sus ojos a ver a Brian. ─Pero si necesitas ayuda en lo que sea sólo pídelo.

Freddie le sonrió ahora ya más relajado, pegándole levemente en la rodilla a su amigo en forma de agradecimiento y después de también agradecerle a Brian con palabras, se levantó de la cama hacia su colección de vinilos. Brian lo siguió con la mirada, sonriendo porque sabía que Freddie le diría lo que tuviera que decirle cuando se sintiera preparado y también porque sabía que podía confiarle a su amigo lo que fuera, estaban en un espacio seguro donde ambos sabían que no serían juzgados por el otro; un ambiente de empatía absoluta. Bri volvió a la realidad cuando escuchó un sonido pensativo por parte de Freddie.

─¿Little Richard o Elvis?

Brian sintió un calor expandirse por su pecho al darse cuenta de que no sólo había sido afortunado de haber encontrado compañía en Roger, sino que también había encontrado a Freddie; había sido lo suficientemente afortunado como para encontrar dos almas gemelas.

Tutor 《Maylor》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora