Prólogo

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A Eren le dolía todo. Hasta respirar.

En el aire brumoso parecía flotar algo invisible pero penetrante, como fragmentos de hielo o cristal. No llevaba suficiente ropa. El frío glaciar le quemaba la cara allí donde la piel quedaba al descubierto. También hacia que le lloraran los ojos, y tenia que parpadear continuamente para evitar que las lágrimas le nublaran la vista y le impidieron ver por donde andaba.

Sentía una punzada en el costado que la atenazaba con saña. Se había fracturado el pie derecho por sobrecarga y el dolor le subía hasta la espinilla.
Pero dominar el dolor, correr con dolor, superarlo, era una mera cuestión de voluntad y disciplina. Siempre le habían dicho que poseía ambas cosas en abundancia, en exceso incluso.
Para eso precisamente se entrenaba con tanto empeño.


Podía hacerlo. Tenia que hacerlo.

'Sigue adelante, Eren. Pon un pie delante del otro. Sigue caminando, primero un metro y luego el siguiente...'

¿Cuanto tiempo tendría que continuar asi?

'Dios mio, que no falte mucho.'

Dominado por la determinacion y el miedo al fracaso, continuó aun mas rápido.

Entonces, desde las profundas sombras del bosque que de extendía detrás de el, oyó un crujido, seguido de una ráfaga de aire. Un mal presentimiento le encogió el corazón, pero antes de que pudiera reaccionar, sintió un estallido de dolor en el cráneo

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