Al llegar a casa, el detective Erwin Smith, se cambio el traje y el abrigo por unos pantalones cortos y una camiseta desgastada que anteriormente había pertenecido a algún club de futbol que creían que le gustaba. Nada mas equivocado que la realidad. Abrió una botella pequeña de cerveza y la llevo a su despacho. Era un pequeño cuarto desarreglado, repleto de papeles sobre una mesa improvisada con una tabla sobre dos caballetes y una silla de computador a la que le faltaba una rueda. Llamo al número que le había dado Zoe para contactar con el periodista que se había encargado de cubrir la protesta que antes le había enseñado la ahora señora Hoover. El número le pertenecía a un joven llamado Connie Springer, un reportero novato. El timbre del teléfono sonó varias veces, y cuando finalmente respondieron, el ruido lo ensordeció. Escucho varios gritos cercanos, pero la voz del periodista se remarcaba un poco más. El muchacho le explico que había salido a tomas unas copas con sus amigos, aprovechando el Happy Hour de un bar.
-Esta mañana ha hablado con mi colega, Hange Zoe. –
-Ah sí, ¿El agente del FBI?
-Sí, es correcto. Me comento que usted había visto que el grupo habían llegado todos a la vez en un automotor grande para participar en la protesta. ¿Sabe usted si se unieron sujetos individuales con un objetivo en común o si era un grupo organizado?
-Oh sí, lo recuerdo. Era un grupo conjunto, hasta tenían nombre pero no recuerdo cual era en este momento. Lo tengo anotado por algún lado en mi departamento, ¿Para cuándo lo necesita?
-Para ahora mismo, si es posible
-Oh, claro. ¿Puedo volver a llamarle en unos minutos? Debo contactarme con alguien que pueda ir a mi mesa y ojear mis notas.
-Claro, le daré mi número de móvil, para que pueda encontrarme lo más pronto posible – Al finalizar de dictarle el numero al reportero, se dirigió hacia la cocina para cocinar algo mientras esperaba que le regresara la llamada. Al cabo de unos cuantos minutos, por fin sonó su teléfono móvil alertando una llamada entrante desde un número desconocido.
-Señor Smith, el grupo se llama Sociedades Seguras o SS
-¿Hay algún modo de contactarlos, alguna persona al mando?
-Sí, su fundador. La creo cuando un familiar suyo, creo que era un sobrino, fue acribillado cuando estaba comprando un una tienda. Es un activista reconocido, ¿tiene lápiz para anotar?- El policía emitió un sonido similar a una afirmación, tomando una hoja suelta que se encontraba en su improvisada mesa junto con una lapicera. El periodista le deletreo una serie de consonantes, el nombre era extrañamente largo y desconocido, probablemente provenía de alguna familia rusa o polaca. Luego, le dijo el número de contacto. -¿Puedo preguntarle para que lo busca? – Por supuesto, no daría las verdaderas razones, por lo que solo le dijo una excusa para que no metiera su nariz donde no le llamaban.
-El FBI está interesado en cualquier grupo o individuo que apoye leyes restrictivas sobre la tenencia de armas o que se oponga a que el gobierno limitara algunas libertades personales. Es algo muy leve, no se llevara más que alguna multa con una fianza media alta para contentar a algunos.
-Ah, suena aburrido. En fin, guarde mi teléfono por si llega a encontrarse con alguna historia de interés, por supuesto, será anónimo. Nunca revelo mis fuentes – Dijo el periodista con diversión. Erwin rodo sus ojos, ojala le pagaran cada vez que escuchaba esa falsa declaración. –Buenas noches agente
Al finalizar la llamada, tomo un chip descartable de un montón que tenía en un costado de su mesa, lo coloco en su celular y llamo al hombre de apellido extraño. El mismo contesto casi inmediatamente, su voz denotaba un ligero acento ruso, pero era muy fácil darlo por alto. Se presento con un nombre falso, así como también una historia falsa. Trato de sonar lo mas casual posible, no quería que luego se le diera aviso a Isabel de que llamaban buscando por ella y que volviese a escaparse de sus manos.
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Maldad Latente
أدب الهواةEl doctor Eren Jaeger, pediatra y corredor de maratón,desaparece en un sendero montañoso. Su marido, Jean, enfadado por una pelea reciente, denuncia su desaparición, pero para entonces el rastro de Eren ya se ha borrado. Mientras la policía sospecha...