Capítulo 2

183 28 13
                                    

Eren despertó poco a poco, pero permaneció con los ojos cerrados, intentando evitar que el contacto con la luz empeore su atroz dolor de cabeza. El dolor era tan fuerte que lo había despertado de un profundo sueño, pareciera que estaban utilizando una pistola de clavos desde dentro de su cabeza.
Oyó un ruido poco común para él, no era algo que se escuchara habitualmente en su dormitorio, por lo que la curiosidad por saber el origen de este le ganó, haciendo que abriera sus ojos lentamente.

Ademas del terrible dolor de cabeza, también sentía una profunda puntada en su pie derecho. Estaba seguro que había sobrepasado el límite que se impuso para resistir la maratón.

Un olor llegó hasta sus fosas nasales. Olía a comida, apetecible a decir verdad; aunque por el momento solo le provocaba náuseas.
Un momento... ¿Por que olía a comida en su dormitorio si la cocina estada del otro lado de la casa?¿Acaso Jean sabia prender el horno? No. Eren sabia que su esposo jamás prendería algo de la cocina; sus dotes culinarios eran inexistentes.

Abrió los ojos de golpe al percatarse de aquello, pero no reconoció nada a su alrededor; por lo que terminó incorporándose de golpe sobre aquella mullida cama. Eso solo provocó que su cabeza diera vueltas y las náuseas volvieran con mas fuerza. Escupió un poco de bilis para sacarse el mal gusto de la boca antes de volver a recostarse sobre la almohada.

¿Donde estaba y como es que había terminado allí? Iba a tratar de responder en su cabeza aquellas preguntas, hasta que vio a un hombre de mirada amenazadora sentado al lado de la cama. Por supuesto, el no era Jean.

-¿Quien es usted?- exclamó Eren intentando ocultar el miedo que le provocó.

El hombre no respondió, solo se acerco aun más hacia el castaño.

-¡Alejese de mi! - Eren levanto la mano para alejarlo, aunque se encontraba demasiado débil, podría decirse que hasta mas débil que un cervatillo recién nacido... Y ese hombre tenia un aura demasiado amenazadora como para arriesgarse. Aún asi, se detuvo.

-Quedese tranquilo, no voy a lastimarle.

-¿Quien es usted? ¿Donde estoy?

-Se encuentra a salvo.

Eren no lo creía asi. Su respiración estaba entrecortada, su corazón palpitaba a miles y los nervios solo lo alteraban aun más. Internamentr, se convencía de tranquilizarse por el momento, alterarse no serviría de nada en una situación asi.

-¿Cómo se encuentra? - La voz del hombre era grave y ronca, pareciera que hubiera permanecido callado por un largo tiempo. -¿Cómo tiene la cabeza?- insistió señalándolo con el mentón.

Eren palpó la zona cautelosamente y gimió cuando palpó el bulto que tenia detrás de su oreja izquierda. Al retirar sus dedos se percató de que no era un golpe leve, era una conmoción. Sus dedos estaban manchados de sangre, al igual que la almohada y su cabello.

-¿Que me ha pasado?

-¿No lo recuerda?

-Solo recuerdo que estaba corriendo... ¿Me caí?- dijo Eren con dificultad. Ls recuerdos anteriores a su despertar le eran como manchas borrosas y lagunas de nada.

-Pensaba que a lo mejor podría decírmelo.

Eren intento negar con la cabeza, pero el mas leve movimiento hacía que el dolor aumentara considerablemente y sus náuseas se sintieran aun peores.

-¿Cómo fue que llegué hasta aquí?

-Le estuve observando con mis prismáticos- dijo el hombre con desinterés. Por supuesto, a Eren no le gusto para nada aquella afirmación. Aún menos el hecho de haberlo dicho con tanta libertad, como si no le importara el hecho de cometer un 'delito'-Pero le perdí de vista por un momento y cuando fui a ver donde estaba, le encontré inconsciente. Le recogí y le traje hasta aquí.

Maldad LatenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora