Día 12 - Armas de obsesión masiva

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Armas de obsesión masiva

23 de julio 2016

Escribir como quién escribe lo excitante, es nombrarte en voz alta y pedir que no se acabe el sigilo con el que tus ojos libidinosos se avecinan.

Pedir que no me desconecten del mundo hasta que se calmen las aguas y dejes de declararme la guerra cada vez que acomodas tu pelo.

El sol cayó, la luna brilla envidiosa de tus senos y los pájaros ya no están en el alambre porque guardan silencio al mismo tiempo que tiemblan tus caderas al caminar.

Con potencia, intimidad y quizá desamor.
Ya quisiera yo, querida, en mis entrañas que son de tí, me vieras también con lujuria y un hambre voraz de recrear la conquista entre las sábanas.
Con ansiedad de volver a donde el cielo cerró las puertas para crear al nuevo mundo, y la luz del infierno se apaga para tomar un respiro y replantear su estrategia,
Hoy quiero...

Escribir como quién le escribe a una rosa sobreviviente de nuestro huracán, es clamar a tus ojos al mismo tiempo que la tierra gira y los Montes, los valles y colinas segregan su olor a una fresca mañana, como tu cabello, y un rojo atardecer como tus labios.

Escribir como quién escribe su diario después de sobrevivir la catástrofe de no tenerte día con día, es deducir que el tiempo lo cura todo y a la vez descubras que es una farsa y el tiempo lo crea uno amando profundamente.

Escribir como quién escribe sobre el color de tus ojos, es navegar en los espejismos, ver en el fauno nuestros más oscuros pecados y confesar que nunca estuvimos ahí para cometerlos, aunque el castigo de aguantarlos sea más placentera que decir la verdad.

Porque te disfruto, aún con mis cicatrices y mis marcas de guerra, como disfruto las cosas sublimes del ayer, hoy y seguramente mañana.

Quiero hacerte el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora