Pensamientos de un domingo por la tarde
07 de agosto 2016
¿Y que haré un domingo por la tarde cuando ya no te vea llegar?
¿Qué labios te cierran los ojos?
Las nubes pasan, y en ellas la voluntad de querer hacer devolver el tiempo a la vieja muerte, pues ya morí desde que mí lugar no es lo que tus manos toquen, ni lo que tus labios besen.
Como algo que no existe ni en éste, ni en ningún universo paralelo te he escuchado. En el latir del centro de una flor que lucha por no marchitarse, alabar mi nombre con excitación mientras respiras mi mismo aire.
Al escuchar tu dulce voz, vuelvo a sentir que existe el erotismo matinal de una forma más tierna y pura. ¡Qué alegría! ¡Qué locura! compartir con mis sentidos el olor que impregnas en el aire y volverlo una necesidad mía.
No lo ves, porque yo tampoco lo muestro. No lo sientes, porque no lo expongo. No lo notas, porque no padezco del síndrome de expresividad, pero estás presente en cualquier lado que mis labios pronuncien tu nombre.
Ante tí... mi mundo que no se derrumba porque haz reclamado como tuyo, todo lo que soy, todo lo que tengo. Habítalo sin temor y tómame bruscamente como el huracán que causas cuando tus ojos comienzan a clarear, llévate todo y no tengas piedad conmigo.
No te pongo condición, harás conmigo lo que quieras bien o mal.
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Quiero hacerte el amor
PuisiLeonard Fitcher, un estudiante formal pero con capacidades muy llamativas e intelectuales descubre una capacidad y una forma de llamar la atención de la chica de sus sueños, Sofía Michaels, estudiante en su mismo curso quien destaca en él lo que un...