Empiezan a tirarme por los aires mientras pronuncian mi nombre y claro, derrocho felicidad por los poros a mil por hora. Ojalá no fuera sarcasmo y lograra decir que lo que pienso es en serio, pero no es así. Alfred me baja al fin después del teatrito del que me hizo partícipe y arreglando mi vestimenta, trato de mantener la calma.
─ Bendito Alfred, ¿Quién quiere darse cuenta de lo que yo hago? ─ Refunfuñé enojado. No me llevo tan bien con las adulaciones en público.
─ Vamos, carajito... ─Apenas y puede permanecer en pie mientras me señala─ No nos tienes que olvidar si algún día llegas a limpiarte las nalgas con billetes de cien dólares. Sabes que estamos tan... felices...
Apenas y logro seguir escuchándolo a él entre gritos, la música sonando y una mini tacleada que recibo. Era Karina quien ahora me abrazaba y mientras lo hacía, dejaba un par de mordiscos por mi pecho.
─ Venga, Karina. No es el mom...
Un beso me interrumpe y empieza a tratar de colgarse de mí. Intento separarla y me queda viendo fijamente a la cara. Está seria ella también.
─ Resulta que ahora no quieres besarme por cualquier otra zorra a quien ya le echaste el ojo, ¿verdad?
Uff, cariño... No ahorita, no te toques los cojones por el amor a las tres divinas personas.
─ Karina, entiende que conmigo no van estos shows y lo sabes.
─ ¿Qué show? ¿Ahora resulta que tengo cara de ser la del teatro?
Empiezo a airearme.
─ Necesito cinco minutos. Lo siento...
Pierdo el rumbo, no sé a dónde ir en cuanto doy un par de pasos lejos de Kari y de los demás quienes se quedaban celebrando. Diviso la alberca a lo lejos, se miraba bastante calmado y el ambiente perfecto para relajarme así que pongo marcha a ello.
A medida que me acerco, veo al barman de la barra empezar a servir Tequila.
Se me antoja un trago.
Pero no puedo beber.
A la mierda todo.
Me arrimo y trato de hacer que me atienda.
─ ¡Tsss! ¡Hey! ─ Logro llamar la atención del ayudante y se acerca─ ¿Me regalas por favor un poco de Bourbon? ─El servidor asiente y trata de dirigirse a sus labores de prepararlo, pero una voz a mi derecha le interrumpe.
─ Sírveme uno igual a mí, por favor.
Resopla una voz suave sobre mi oreja. Trato de pasar desapercibido.
Un silencio incómodo se crea en el ambiente hasta que el barman aparece con nuestros tragos.
─ Entonces tu eres Lucas Tanner, ¿eh? ─Preguntan a mi lado y en ese momento si me atrevo a girar. ─ Mi nombre es Lucilla Minsk, es un placer conocerte al fin en persona. ─ Sonreía como si esperara a que reaccionara a ello y definitivamente lo hice. Aparece una sonrisa inocente ante la reacción de ver a Lucilla. Cabello cobrizo, tez casi pálida y manejaba un par de pecas graciosas sobre su cara. Delgada, su facha le hacía unos... ¿Veintidós?
─ Muchas gracias Lucilla. ─Respondí tomando un sorbo de mi trago antes de seguir hablando. ─ El placer es mío.
Recoge un mechón de cabello y lo deja detrás de su oreja.
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Línea de fondo.
أدب المراهقينLucas Tanner es una joven promesa del tenis. Con veinticuatro años, logró posicionarse como uno de los mejores tenistas en las canchas norteamericanas representando a la Universidad de Illinois. Sin embargo, él siente que aún no tiene suficiente. Lo...