Capitulo veinte

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Narra Natalia

Carlos aparcó enfrente de la lonja, nos bajamos del coche y nos dirigimos a ella.

Mi cabeza iba a explotar, necesitaba liberar todo el estrés. Abrí la puerta y entramos.

-Y Marta?- Preguntó María, levantando una ceja.

-Como te explicamos esto...- Respondió Carlos sentándose en el sofá.

-Esta en prisión María- Solté yo, muy fría, no era a ella a la única a quien la iba a afectar.

Mire a todos, analizando todas sus miradas, todos las tenían mirando hacía abajo, incluso vi a Alba con los ojos algo llorosos. Yo seguía ahí de pie, sin decir nada.

Me quedé perdida en mis propios pensamientos sobre todo, hasta que note un golpe en mi pómulo, muy fuerte, como un puñetazo haciendo que yo retrocediera algo mareada.

-Como has dejado que eso pasará?! A tu mejor amiga la han metido en la cárcel y tu ahí, tan tranquila?! Me das vergüenza...!!!- Me dijo María mientra lloraba, agarrándome de mi chaqueta golpeándome con la puerta una y otra vez con sus empujones.

Me dolía, cada golpe que me daba me dolía demasiado. Paró de golpearme ya que cuando levante la cabeza vi a Miki y a Alba agarrándola de los brazos, echándola hacía atrás.

Por un momento mi mente desconectó. No escuchaba nada. Solo podía ver a los demás, pero no escuchaba nada. Un pitido lo impedía. 

Mis ojos se cerraron, pero noté unos brazos rodear mi cintura.

Podía volver a escuchar y mis oídos escuchaban a Maria gritando mientras lloraba.

Alba, que era la que rodaba sus brazos con mi cintura, me llevo hasta el sofá, sentándome mientras se la escapaban algunas lágrimas y los chicos salían de la lonja junto a María.

-Natalia... Siento lo de María... Es que la tiene mucho cariño a Marta y pues...- La interrumpí.

-Sabes? Soy una puta mierda- Dije, riéndome irónica.

-Por que dices eso?- Me preguntó, algo tensa Alba.

Seguía riéndome como una gilipollas, me quería morir.

-Alba... Sabes por que Marta esta en prisión no?-  La pregunté, muy cabrada conmigo misma

-Si... Nos lo ha explicado todo Carlos- 

 -Estoy segura de que se le ha olvidado una cosa... Te la cuento vale?- Alba me asintió -TODA LA CULPA LA TENGO YO- Dije, riéndome irónica mientras mis lágrimas empezaban a brotar.

Alba, sin decir nada me abrazó con mucha fuerza mientras ella también lloraba, pero en silencio.

-Desahógate mi vida...- Me dijo, mientras clavaba mis uñas en mi espalda.

Comencé a gritar mientras lloraba, cada vez que lo hacía, Alba aumentaba la fuerza de sus abrazos y me repetía una y otra vez que no era mi culpa y que me calmara, que todo se iba a solucionar si todos nos ayudábamos. 

Pero mi autoestima estaba bajando cada vez mas.

Agarré a Alba de las mejillas y la comencé a besar con intensidad, con mi cara algo húmeda debido a las lágrimas.

La desvestí con rapidez, me la quería follar cuanto antes.

Me quite toda la ropa y me puse encima de ella, besándola con mucha fuerza, juntando mi lengua con la suya y peleándonos por ver quien dominaba el beso.

Agarré sus piernas y las pasé alrededor de mi cuello, dejándome ver todo su coño a la perfección.

Lubriqué mis dedos y comencé a acariciar los labios de alrededor de su clítoris para luego pasarlos por este, aumentando cada vez mas la velocidad, haciendo que ella gimiera mi nombre.

Pase a meterla los dedos, pero no lo hice con delicadeza, la rabia aun estaba presenté en mi cuerpo, con lo cual metí tres dedos de golpe, dándola tremendas embestidas mientras la escuchaba gemir mas fuerte, incluso gritar.

Después de unos minutos así, ella se corrió y la tocaba a ella.

-Veo que ya se te ha quitado todo el estrés no Nat?- Me dijo colocándose encima mio, susurrándome en la oreja.

-Follame ya y acabamos antes, pero con cuidado Reche, aún tengo la herida en el abdomen. 

Asintió y bajó hasta mi entrepierna, lamiendo todo mi clítoris, haciendo que me tapara la boca debido a la excitación.

-Te gusta o que? A ver si te voy a convertir en pasiva después de esto Nati Nat...-

-Quieres seguir? Gracias Reche- La respondí mientras jadeaba.

Ella siguió haciendo lo mismo y luego paso a introducirme dos dedos. Gemí de tanto placer que sin querer me salió su nombre mientras me mordía el labio.

Ella lo hacía con mas delicadeza. Era muy satisfactorio que me besara mientras me follaba tan bien, enserio. 

Llegué al querido orgasmo y dejé que Alba se pusiera encima mio, acariciándola el pelo.

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Mañana por la mañana tendreís mas capitulos, os amo, gracias por el apoyo!!!!!!!!

Mi única drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora