15. Cambiando el cuento

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Aquí tenéis posiblemene uno de mis capítulos favoritos de esta temporada. Sobretodo el final jijiji. Bueno ahora si que me estoy poniendo las pilas escribiendo así que espero que os guste y que sigais leyéndola.

—A
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Narrador POV

Los profesores presentes empezaron inmediatamente a interrogar a los alumnos para saber qué había pasado mientras que los demás se acercaban a la joven. Harry Potter se había agachado para cargarla en brazos pero fue empujado, alejándose de ella. Malfoy no quería que nadie se acercara a su amiga pero tendría que luchar por ello. Los gemelos, que habían asistido a pesar de estar en su cuarto año (posiblemente para reírse de su hermanito), se acercaron también y mientras que George cojía en brazos a la morena, Fred se unía a la discusión entre los otros dos. Se habían empezado a gritar de todo y a empujarse antes de sacar la varita de nuevo cuando la más responsable de todos, Hermione, les interrumpió para que llevaran a la chica a la enfermería de una maldita vez.  Cosa que hicieron tras prohibirle al Slytherin que fuera también, al fin y al cabo, había sido su culpa.

Madam Pomfrey le hizo oler un poco de alcohol y enseguida se despertó. Todos estaban ahí menos el único al que quería ver. No, ya no quería verle ¿O si? Había hecho algo terrible y a posta para hacerle daño, eso no era lo que los amigos hacían. Definitivamente Malfoy le hacía mal y debería de alejarse de él pero si no podía...al menos no le perdonaría tan fácilmente. El problema con él era que estaba demasiado confiado con ella y daba por sentado que ella le perdonaría todo...tenía que ser más dura con él.

—¿Alexis? ¿Qué te pasó? Te desmayaste de repente...

—¿Fred?¿Estábais ahí? Yo...me di un susto con el duelo y perdí el conocimiento...ya sabéis lo exagerada que puedo ser —dijo forzando una risa.

—Ya, bueno...Nosotros nos tenemos que ir a clase pero Fred se ha ofrecido a quedarse contigo y después de cómo se enfrentó al estúpido de Malfoy, sé que estarás en buenas manos —El famoso Harry Potter se excusó y se giró hacia el gemelo—. Te la encargo, si el idiota ese viene por aquí, te deshaces de él como sea ¿entendido? Que no se acerque a mi hermana.

Después de despedirse y prometer que volverían después de cenar, los dos se quedaron a solas. Había echado de menos la compañía del pelirrojo esas últimas semanas al evitar a los chicos y, con él, no se sentía mal. También es verdad que él no sabía nada de los planes de Harry para inculpar a Draco, por lo que no le recordaba nada malo. No solo eso, era divertido y muy dulce a la vez. Le hacía reír tanto que las lágrimas empezaban a empañar su vista y hacía mucho que la razón de esas lágrimas no era de risa, de hecho, no recordaba ningún otro momento en el que le hubiera pasado tal cosa. Era algo innovador y relajante poder estar bien con alguien que no es visto como un demonio odioso liberador de monstruos o un idiota don perfecto que es más falso y estúpido que...Creo que cualquier cosa con lo que lo comparara sería quedarse corto... Fred simplemente era una de esas personas que te levantaban el ánimo y no paran hasta que tus ojos brillen más que las estrellas.

Pero lejos de esas risas y ojos brillantes, lejos de esa tranquilidad y paz de la chica...todo era al contrario. En el cuarto del Principe de Slytherin todo era oscuro. La cama estaba deshecha, los papeles del escritorio habían sido arrojados con rabia al suelo, la lámpara de la mesita yacía rota detrás de la puerta y el maravilloso espejo de cuerpo completo que estaba en frente de la cama había sido destrozado en un arrebato de su dueño, dejando pedacitos de cristal en el dueño de este. El rubio se encontraba sentado en el suelo con la espalda apoyada en la cama, mirando el techo. Sus ojos se encontraban levemente hinchados y rojos por las lágrimas que había derramado horas atrás pero no eran de tristeza sino de rabia, de impotencia. Por una estupidez que cometió, una de las pocas personas que le importan estaba en la enfermería y no le volvería a hablar en su vida y él...Él no podía hacer nada. No le dejaban entrar en la enfermería y de todas formas no sabía que decirle a la chica.

LHHP 2: La dulce traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora