Había oscurecido, era una tormentosa noche y la tranquilidad en el lobby era confusa, al parecer los monstruos que se hospedaban habían decidido que era buen día para tomar alguna de las excursiones programadas.
-Huy cómo está el galán más codiciado – decia Murray al lado de Frank y Griffin, mientras se acercaban a un Drac de muy buen humor.
-Todavía no te has hechado la soga al cuello -decía Frank mientras despeinaba a Drácula amistosamente
-Considérate un hombre muerto jajaja, diré comprometido – decía Griffin
-¡Ya les dije que no anden diciendo eso!- volviéndose a arreglar el cabello muy molesto- ¡Y menos en todos lados! Errika en cualquier momento puede bajar -alejándolos del lobby a ultra velocidad a un área donde había sillones de piel y un espacio para observar a través del cristal la variedad de plantas carnívoras que había en el jardín.
-Es la emoción, viejo. ¿Ya le contaste también a Wayne? -Decía Murray mientras recibían de uno de los meseros zombies un café y tomaban asiento.
-Sí, estoy esperrando a que lleguen. Hoy es el día, ella no lo sospecha.
-¿Y ya tienes el anillo? Preguntaba un Frank muy interesado.
-Drac me hubieras pedido uno y te lo traigo desde la cripta -decía Murray.
-No nada de eso, tenía que ser uno muy especial. Uno que grite: Estoy comprrometida con Drácula y si te acercas a mi, mi prrometido te va cazar.
-Le hubieras comprado uno en Tiffany & co. todas las humanas mueren por uno de esos -decía Griffin levantando sus gafas.
-Ah si, los de la cajita azul – decía Frank mientras le echaba un puñado de cubos de azúcar a su café.
-No, no, no. Este es de Tiranny & co. Tenía que ser algo absolutamente avasallador.
-¡Muéstranoslo! Decían Frank, Murray y Griffin al unísono.
-No, tendrrán que esperar.
-¿Esperar que? Buenas noches muchachos.
-¡Buenas noches Erika! -decía Murray, Frank y Griffin al unísono.
Erika hacía su entrada en un traje blanco ajustado de dos piezas y un maletín en la mano
-Oh mi amorr, ¿ya despertaste? ¿ No es muy temprano ? -decía un Drac con su corazón volviendo a regresar a su cuerpo y mucho más pálido de lo normal mientras lanzaba miradas asesinas a sus amigos.
-Descanse bien cariño, sólo que me levanto la llamada de mi bisabuelo y ya no pude seguir durmiendo. -Dandole un beso en la mejilla-Estaba buscándote por el comedor y el lobby hasta que el conserje del hotel me indicó dónde podría encontrarte.
-Oh, ¿todo bien con el buen Van Helsing? -haciendo señas a un mesero para que se acercara a ofrecerle algo a Erika. Tratando de ocultar su nerviosísimo mientras le ofrecía un sillón a la platinada.
-¿No se sentirá muy solo? -preguntaba Murray mientras tomaba un sorbo de café.
-Debió aceptar venirse contigo -decía Frank mientras veía como Erika sacaba de su maletín una laptop y la encendía.
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