Strange change {5sos}

Capítulo 4: Matthew Espinosa

Seguí mi rutina de todos los días para ir a la escuela. Me duché y luego me dispuse a vestirme. Hoy me vestí un tanto diferente, estaba harta de que todo el mundo pasara de mi en los pasillos, que todo el mundo dijera que esa era la hermana de Ansel Elgort... Bien, eso se había acabado. Los chicos me habían dado las fuerzas suficientes para saber que yo valgo mucho, y que soy guapa, y que no me tengo que ocultar bajo la sombra de mi hermano. Para ser sinceros, no eran los primeros que me lo decían, pero eran chicos, guapos, a los que acababa de conocer, no es lo mismo eso, a que te lo diga tu madre o tus amigos. Me puse una falta de tubo negra con partes en cuero, una blusa de maga larga blanca, con el cuello completamente cerrado, pero que tenía como escote encaje cogiendo también la parte de la espalda, un cinturón negro con la parte del broche en tachuelas negras y unos tacones negros con una flor negra. evidentemente la mochila mía de leopardo no combinaba nada, y como no tenía que llevar ningún libro, cogí el maletín color negro chic y ahí metí lo que siempre meto al ir a la escuela.

Volví al baño, me puse mi amado pintalabios rojo y mi colonia wonderstuck. Me peiné y luego decidí alisarme el pelo con la plancha. Me maquillé un tanto más de lo normal, me puse rímel, y raya de ojos hecha con sombra, unos pocos polvos en mi cara y ya. Tampoco quería pasarme con el maquillaje. Bajé las escaleras y me encontré con la cara de sorpresa de mi hermano, que automáticamente tiró la cuchara con la que estaba comiendo los cereales:

- Wow Eleanor, estás tan... Wow!!- Yo reí, mi hermano era tan él.- Seguro que esta vez no pasas desapercibida en el instituto.- Eso se me clavó como un puñal en el corazón, y al parecer mi hermano también lo notó, así que rápidamente añadió.- Lo siento Eleanor, no quería ofenderte.

- Tranquilo, no pasa nada.- De mientras intentaba sacarme el puñal, pero algo me decía que iba a estar allí toda la mañana.- ¿Me llevas en tu coche?- Me daba igual lo que pensaran los demás de mi esta vez, ante la cara de confusión de Ansel añadí.- Es que caminar con estos tacones no es que sea divertido que digamos.- No había que levantar sospechas.

- Claro que sí hermanita.- Me iba a agarrar de los mofletes, pero yo rápidamente eché un paso atrás, no quería que me estropeara el maquillaje.- Tardo un segundo en arreglarme, espérame aquí abajo.

- Vale, DIVA!!- Tan solo fueron 15 minutos los que tuve que esperar para ver bajar a mi hermano, estaba perfecto, él era perfecto, pero no iba a dejar que eso me arruinara el día.- Estás guapísimo hermanito.- Me acerqué y le di un beso en la mejilla, dejando la marca de pintalabios rojos en su mejilla.

- ¡Agh! Bueno, así parecerá que ligo, gracias hermanita.- Yo simplemente rodé los ojos y le lancé las llaves del coche, pusimos el cd que llevaba en el coche, el de The Beatles, y fuimos todo el camino a la escuela cantándolo. Echaba de menos esos momentos de hermanos.- Bueno, ya hemos llegado hermanita, estás impresionante, si alguien te hace algo, le reviento hasta el pulmón izquierdo.- Me limité a reír y asentir, mientras salía del coche y me dirigía a mi taquilla.

El trayecto hasta ella fue un tanto extraño, todo el mundo tenía sus ojos fijados en mi, yo caminaba segura, pisando fuerte. Vi de lejos que se acercaba Matthew, el chico con más éxito de toda la escuela. No me iba a poner nerviosa, eso no iba a pasar nunca más:

- Ey! ¿Elgort, no? ¿Eleanor Elgort?- Yo asentí dirigiendo la mirada hacia otra parte, restándole importancia a cualquier cosa que fuera a decir a continuación.- ¿Me darías tu numero?

- Y tu eres... ¿Espinosa, no? Sinceramente no me acuerdo de tu nombre.- El sonrió y entrecerró más los ojos, le gustaba mi actitud.- ¿Tú no tienes uno?- Dicho esto me fui, rozándole el hombre al irme a mi taquilla, vi que todo el mundo me estaba mirando. Me empecé a reír de lo que acababa de hacer, pero la verdad es que me gustaba mi nueva actitud. Llegué a mi taquilla y saqué los libros y libretas de historia, ciencias, junto a su bata, y de literatura. Al girarme me encontré con la mirada embobada de Charles.