Musaraña

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Inspiraste, no podré negarlo, gran parte de mi arte. Conocerte convirtió mi mente en un fértil vergel, al mismo tiempo que llenabas mi alma de sonrisas.

Moviste mi mano y mi pluma. Solo con hablar contigo mis labios desprendían arte. Solo con verte mis ojos desprendían fuego.

Pero te fuiste. Migraste con otro poeta para inspirarle, abandonándome en mi desamparado destino.

Lobo con fina correa de pegajoso hilo. Creyéndote diosa, quede hipnotizado por tu belleza oscura. Desde la distancia te agasajé con mis aullidos, protegiendo de los extraños tu boca llena de veneno.

Y ahora mi papel está en blanco. Y ahora mi pluma no se desliza. Y ahora, mis letras fluyen como un río seco.

Cartas desde el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora