Luna lunera, amarte debiera

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2 de mayo del año extraviado. El Olvido, Madrid, España.

Querido Enso: 

Mi amiga es pálida y fría. Aunque está acompañada de numerosas amistades, es solitaria. Amistades lejanas, que le envían mensaje en código Morse. La gente cree que es una compañera de noche, pero yo, al levantar la mirada, a veces la pillo mirándome, sonriendo e iluminándome el día. Hay quien podría decir que su peor faceta es mostrar siempre la misma cara mientras mantiene otra oculta. Yo creo que eso la hace misteriosa e interesante.

Luna desaparece una vez al mes, pero, aunque no está visible, yo sé que sigue ahí, vigilando mi sueño. Esa es una de las muchas cosas que tengo que agradecerle. Otras veces ha alumbrado mi camino y con su luz ha ahuyentando el miedo. Cuando los aullidos de los lobos resonaban lejanos y el miedo proyectaba figuras tenebrosas en la oscuridad, Luna siempre estuvo allí acompañándome y ofreciéndome claridad.

Su paciencia es infinita. A veces, cuando me desvelo por las noches tumbado en la cama converso con ella en silencio. Le cuento, entre otras cosas, mis males de amores. Le hablé de la mujer a la que profundamente amé y tan fácilmente perdí. Le hablé de la ilusión que sentí al verme deslumbrado y de la decepción de ver mi sueño quebrado. Aún cuando me repito más que el ajo del gazpacho, ella con su silenciosa escucha siempre me ha estado apoyando.

Sin duda, es eres una gran amiga, Luna lunera que con canciones luciera.

Cartas desde el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora