Carmesí en el blanco del colmillo

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22 de noviembre del año extraviado. El Olvido, Territorio del Yukón, Canadá.

Olvido a veces lo que es abrir los ojos en una cueva oscura, buscar los tenues rayos del sol en el bosque invernal. Con las patas aún vacilantes y esa inocencia infantil inicia la nueva aventura, la aventura de vivir. Pero tanto en el bosque como en la vida, mil ojos acechan noche y día, esperando un tropiezo, un descuido, un momento de flaqueza, para devorarle sin piedad.

Capturado por los recios dedos del hombre, le dan comida y un lugar para vivir, pero la lucha por la supervivencia parece que no tiene fin. Odiado por sus asemejados, educado por la áspera y dura mano de la ley, huir se vuelve parte de la rutina. Y así, en su desarrollo, descubre su fuerza e impone respeto mediante la violencia. El blanco se tiñe de rojo.

El dinero dicta el futuro; tú futuro, su futuro. Entre risas y apuestas, se vuelve a luchar. La vida puesta en juego por dinero, evento programado y no iniciado por un proceso natural. Muchos encuentran divertimento en la desesperación y el miedo a fallar. Las victorias dan unos días más de aliento vital. Pero a veces la suerte se agota, la horma de su zapato le encentra y es cuando la parca lee viene a abrazar.

¡La fortuna sonríe! Salvadora resulta la mano que con paciencia y cariño guía. Rompe la coraza sin violencia y muestra una nueva forma de explorar, este basto mundo que tanto tiene que dar. El amor y la amistad comienzan agarradas de la mano de la lealtad. Ahora tranquilamente, el ciclo vuelve a empezar, cierra los ojos y se pone a descansar.

Querido Olvido, esta es la violenta historia que tuvo que vivir el animal y el ser humano.

Cartas desde el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora