ALGUNAS HORAS MÁS TARDE...
–¡LO TENGO! –gritó Alba eufórica interrumpiendo en la oficina de Natalia Lacunza.
–¿Qué cojones te pasa? –preguntó con evidente molestia en sus ojos –¿Cómo cojones se te ocurre entrar a mi oficina sin tocar la puerta? –apretó los dientes con fuerza.
–No seas irónica, Satán, que esta mañana tú hiciste lo mismo, con la enorme diferencia de que penabas que no me ibas a encontrar ahí, ¿buscabas algo? ¿Eres la típica hija de papá que como no le hace falta nada necesita hurgar en lo ajeno? –empezó a fastidiarla con toda alevosía y Natalia estuvo a punto de levantarse de su silla para encararla, pero Alba colocó un dedo en su nariz, aplacando sus intenciones –¡Quieta ahí! –le ordenó la rubia –No es necesario que te disculpes porque yo ya te perdoné –le sonrió con malicia –Digamos que... Será nuestro pequeño secreto –le susurró añadiendo un toque de misterio.
–¿Qué coño quieres? –retomó la pregunta inicial, recargándose de nuevo en su silla y resignándose a que estaría en deuda con Alba.
Todo por esa estúpida conversación con Mimi.
–Estuve revisando el contenido de la memoria USB toda la mañana y lo que llevamos de la tarde –le indicó tomando asiento en la silla de visita frente al escritorio de Natalia y colocando unos documentos sobre el escritorio –Y estoy segura de haber detectado la raíz del problema.
–A ver, albita... Según tus apuntes de la universidad... ¿Cuál es el problema? –comentario mordaz para denigrar su inteligencia y conocimientos. Al menos así le pareció a la joven Reche.
–¿Siempre te comportas como un perro callejero...? ¿Como bestia con rabia en la saliva y filo en los colmillos cuando la gente se te acerca para tratar de darte una caricia?
–¿Por qué de la pregunta, Reche? ¿La bollera que vive en ti se está volviendo loca por acariciarme?
–¡Oh, sí! –Alba se levantó de su silla pero esta vez no encaró a Natalia, por el contrario, abrió su bolso y le dio la espalda mientras sacaba un pequeño espejo y se retocaba el maquillaje –De hecho... –dijo sin mirarla –Si no te pongo contra la pared y te como la boca en este momento es porque no me he lavado los dientes.
Natalia Lacunza no recordaba haberse puesto tan roja en toda su vida. Las mejillas y las orejas le ardían. Mientras que Alba seguía dándole la espalda y retocándose el gloss rosado casi transparente.
–No tienes tanta suerte Reche... –cogió los documentos que su socia había dejado sobre el escritorio instantes atrás y comenzó a pretender que los leía aunque lo único que distinguió fue un círculo rojo sobre uno de los hoteles de la cadena, situado en la zona industrial de Barecelona –... A mí no me van las mujeres –respondió con altivez.
–Pues para no gustarte las mujeres creo que abres demasiado la boca cuando me miras el culo... ¿no te parece? –se burló retomando su lugar y exhibiendo su pequeño espejo de bolsillo como si se tratara de un trofeo.
Natalia estuvo a punto de decir algo para justificarse, cuando llamaron a la puerta.
Literalmente salvada por la campana. Le autorizó de inmediato el paso a su secretaria, quien le informó que su hermana pequeña estaba fuera.
¿Qué podría necesitar Elena? Ella nunca venía a la empresa, pero sea la razón que la hubiese traído a su oficina esa tarde... ¡Bendita sea!
–¡Tú y yo dejamos una conversación pendiente... de trabajo! –le aclaró Alba antes de retirarse, para dejarla a solas con Elena, a quien saludó amablemente.
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Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidos
FanfictionALBA RECHE - como la LUJURIA NATALIA LACUNZA - como la AVARICIA MARÍA VILLAR - como la LEALTAD MIMIAM DOBLAS (MIMI) - como la CONCIENCIA NOEMÍ GALERA - como la SABIDURÍA MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ - como la DISCORDIA MARTA SÁNCHEZ GÓMEZ - como la SOBERBI...