Cap. XIV

1.6K 95 4
                                    

A LA MAÑANA SIGUIENTE...

—Hoy no tengo ganas de pelear —le advirtió una Alba muy segura de sí misma con un vestido color negro que dejaba entre ver ligeramente su escote. Aunque para el gusto de Natalia, definitivamente, ese no fuera el mayor de sus atributos.

—¿Y si no quieres pelear... por qué cojones irrumpes de esa manera mi oficina? ¿Tienes complejo de estampida de elefantes o que coño te pasa, Reche?

—Porque si me anuncio con tu secretaria eres capaz de inventarte que te fuiste a África de misionera con tal de no recibirme.

—Te equivocas, Alba, no necesito inventarme nada, me basta con decir que no me da la gana recibirte para que no te dejen entrar, pero bueno, ya que estás aquí... dime a que debo el honor.

—Dejamos pendiente el tema de Barcelona y si bien, te rehusaste a escucharme en mi apartamento, no podrás negarte a hacerlo en la empresa porque es una propuesta seria.

—¿Acaso piensas pedirme matrimonio? —Lacunza la desafió con la mirada.

—No creo en el matrimonio, pero si estuviera desesperada por encontrar una esposa... Serías la última persona en este mundo con quien me casaría.

—No entiendo que otro tipo de propuestas "serias" —encomilló con los dedos esta última palabra –puedas hacer tú.

—El R.L. del Distrito Financiero de Barcelona pide a gritos una remodelación.

—¡DESDE AHORA TE DIGO QUE NO! —amenazó levantándose de su silla.

—¡PUES DESDE AHORA TE DIGO QUE ESO NO LO DECIDES TÚ! —correspondió ella con un tono alto.

Era obvio que NO se dejaría intimidar tan fácilmente por Lacunza.

—¿Y entonces...? ¿Quién? —Natalia redujo un par de decibeles a su oración —¿Tú? —rio desdeñosamente —Eres tan ingenua, Alba...

—Y tal vez lo sea... Es más, si quieres llámame estúpida por ser optimista, pero lo prefiero cien mil veces a ser alguien tan "inteligente" como tú y vivir amargada eternamente —se defendió con ahínco.

—A ver, Albita... —la morena trataba de contener la hiper actividad en sus manos para no romper el escritorio a puñetazos por la rabia contenida —... No es tal fácil, se necesita hacer una evaluación del problema, elaborar una propuesta y presentarla ante el consejo.

—No me tomes por imbécil, Natalia. El consejo está integrado por nuestros padres y nuestros hermanos y ellos van a estar de acuerdo con lo que nosotras decidamos.

—Tienes razón... Y YA HE DECIDIDO QUE NO.

—La competencia nos está comiendo, tenemos un Hyatt Regency, un Marriott JW y un Westin a menos de doscientos metros a la rotonda, todos recientemente renovados y con una tarifa a la mitad del precio que nosotros estamos ofreciendo.

—Es por eso que tenemos un convenio con varias empresas dedicadas a la fabricación de automóviles, Alba, y mientras su contrato no expire, ellos seguirán hospedando con nosotros a todo su personal cada vez que asistan a congresos y capacitaciones de su ramo.

—Lo sé... También estuve revisando los contratos, y la mayoría vencen en menos de un año, más o menos el tiempo que nos llevaría hacer las mejoras pertinentes en las instalaciones para incentivarlos a que renueven el convenio con nosotros.

—Eso representa un gasto inútil, y si te atreves a decirme esa estupidez de que mi error radica en verlo "como un gasto y no como una inversión", te juro que mando a sacarte con los de seguridad —ambas se rieron porque era exactamente lo que la mayor de las hijas de Miguel Ángel Martínez estaba por argumentar —¿Ves lo que te digo? En papel todo se ve muy bonito, yo también me sé de memoria lo que dicen los libros, pero en la práctica todo es sumamente distinto. Esa será la primera lección que debes aprender si es que quieres permanecer co – dirigiendo una empresa.

Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora