Alba no había estado dispuesta a someterse de nuevo a la espera de un taxi en la hora pico en el Distrito Financiero de Madrid, así que tuvo la idea maquiavélica de usar a Natalia como su conductora designada para que la llevara en su coche a recoger las llaves del que sería su nuevo hogar. Además de que tenía la esperanza de que fuera de la empresa, en un ambiente más íntimo, Lacunza bajara un poco la guardia y pudieran discutir los asuntos de trabajo como dos adultas y no como dos niñas de cinco años peleando por ver quien se queda con el juguete nuevo o con todos los dulces.
–Sí que no sabes conducir... ¿o por qué tú te no has comprado un coche, Albita bebé? –preguntó Natalia con cierto dejo de maldad mientras conseguían distinguir los anuncios de las calles.
–¿Para que querría comprar un coche si tengo quien me lleve a casa en un lujoso Porsche? –respondió la rubia guiñándole un ojo y encendiendo el estéreo.
–Déjalo ahí –Natalia le propinó un manotazo a Alba, quien oprimía todos los botones del equipo de sonido, intentando encontrar la función del bluetooth para poner la música de su IPhone –Vas a desconfigurar todo.
–Pues lo llevas a la agencia y que lo configuren de nuevo –se encogió de hombros, como si fuera el razonamiento más lógico del mundo.
–¿Siempre eres así de insoportable o me piensas castigar solamente porque planeo hacerte la vida imposible mientras vivas en Madrid? –preguntó Natalia poniendo los ojos en blanco.
–En realidad soy adorable... –Alba le sonrió, pero Lacunza se perdió de esa sonrisa que bien podría estar catalogada como una de las siete maravillas del mundo por ir atenta en el camino –Solamente que para ti he creado una edición Deluxe de mí misma, que incluye todos mis defectos, pero potencializados en su máxima expresión.
–No es necesario que te esfuerces tanto –ella mantenía la vista fija en las calles –De verdad que así siendo tú misma es suficiente para odiarte –dejó salir de su boca como si nada.
Alba rio discretamente negando con un movimiento de cabeza.
–Tú no me odias, de hecho se te van las horas del día buscando razones para hacerlo, pero no eres capaz.
La amargada empresaria guardó silencio. ¿Qué cojones le pasaba a Alba y por qué hablaba con tanta seguridad? ¿Acaso había escuchado su conversación con Mimi? ¡NOOO! Su suerte no podía ser tan mala.
–Aquí es –escuchó hablar a la rubia.
Entraron al edificio y Natalia aparcó el Porsche en el aparcamiento, dejándolo no muy lejos de la entrada
Luego entraron a unas oficinas y saludaron de mano al agente inmobiliario que le hizo entrega de las llaves a la fotógrafa y la felicitó por haber tomado la mejor decisión. "Siempre es un placer tratar con personas tan bellas como usted, señorita Reche" le escuchó Natalia decir. ¿Qué le pasaba a ese imbécil? ¿Cómo se atrevía a tirarle fichas a Alba delante de ella? Su cara de molestia se enfatizó más de lo debido y tomaron el ascensor.
Al fin encontraron la puerta cuya numeración asignada era el 1995.
La rubia hizo un amago de pasar la tarjeta a través de la cerradura magnética, pero se detuvo.
–¡Oh, espera! –dijo para joder a Natalia –¿Debo cargarte o algo así para entrar en nuestro nuevo hogar?
–Eres una debilucha, Reche, en cambio yo... –Natalia deslizó el cierre delantero de su vestido negro, dejando a la vista sus perfectos abdominales –Puro músculo, una pena que nada de esto podrá ser tuyo algún día –subió de nuevo la cremallera, cubriendo por completo su cuerpo, dejando a Alba sin palabras y sin aliento –Cierra la boca que no quiero que te tragues una mosca y abre la puerta, rápido –le ordenó Natalia, notando el momento de debilidad que acababa de provocar en la fotógrafa.
Pero ella no obedeció.
–¿Se... se p-puede saber... –intentaba preguntar, pero se atragantaba con su propia saliva –¿Cómo lo haces para vivir en la oficina y en el gimnasio al mismo tiempo? –finalmente consiguió hilvanar las palabras de forma adecuada.
–Es un truco demasiado complicado para alguien como tú, Recye, pero te lo pienso relevar con la condición de que pares de pensar que estoy en deuda contigo o aso que me obligue a andar acompañándote a todas partes.
–Está bien –respondió fingiendo resignación. Tampoco es que le encantara tener pegada a Natalia Lacunza para ir a todas partes como una lapa. Obviamente lo hacía para molestarla y para usarla como chofer, ¿verdad?
–Pues el secreto de mi eterna belleza y juventud es... simplemente levantarme a las siete de la mañana. ¿Alguna vez lo has intentado? ¡No! Déjame adivinar, a esa hora apenas comienzan tus gatsby fiestas... Así que mientras tú rellenas el cuerpo con toxinas yo las elimino con una estricta rutina de ejercicio.
¿Cómo lo hacía Natalia Lacunza para levantarse tan tarde y aún así tener tiempo para meterse no sé cuantas horas al gym y nunca llegar tarde a la oficina? Definitivamente tendría que aprender a administrar mucho mejor su tiempo.
Finalmente se dedicó a abrir la puerta y se encontraron con un lugar bastante moderno de dos plantas, amplio, minimalista pero con acabados sumamente lujosos.
–Bonita sala –se burló Lacunza evidentemente por la ausencia de muebles.
–No hemos tenido el tiempo de ver suficientes opciones como para comprar un mobiliario que nos llene el ojo a ambas –le explicó cortésmente.
–Bueno, pero supongo que podemos subir a tu habitación y probar ese colchón –le guiñó el ojo con malicia.
–Claro... Podríamos... –comenzó a sentirse nerviosa, no esperaba que Natalia le siguiera el juego, y mucho menos tan intensamente –Sin embargo, tampoco tengo cama... –dijo caminando un poco hacia atrás, aunque con la vista clavada en Natalia.
–Colchón inflable... ¿tal vez?
Alba no se resistió mucho más y terminó mordiéndose el labio.
–Mira Lacunza, si fueras una persona amable, menos amargada y con sentido del humor... Tendría sexo contigo hasta en la encimera de la cocina, pero da la casualidad de que eres una cretina y tampoco eres mi tipo.
–Ni tú el mío –se defendió –Además... ¿tú me trajiste aquí con engaños o realmente vamos a hablar sobre asuntos de trabajo?
–Claro que vamos a hablar del R.L. de Barcelona, pero hay otro asunto que me tiene algo preocupada, y creo que es más importante que los negocios.
–Vamos Reche, tú solamente me trajiste a tu apartamento para estar a solas conmigo y déjame decirte que no te está funcionando, además para mí no existe absolutamente nada más importante que mi trabajo –le dejó muy claro.
–¿Estás segura de eso, Natalia? ¿De verdad eres ese ser tan egoísta que aparentas y nada te importa más que la empresa? ¿Ni siquiera tu hermana? –preguntó Alba entre molesta, exaltada y sumamente desilusionada.
-¡HOLA! A ver, no tengáis muy en cuenta como ubico la casa de Alba y de la Mery porque no tengo mucha idea de donde se sitúan muy bien las cosas en Madrid, entonces espero que no os importe... A no ser de que alguien me quiera ayudar con la posición de su departamento y todas esas cosas.
Muchas gracias por las lecturas y por los comentarios, os leo a todxs :)
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Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidos
FanficALBA RECHE - como la LUJURIA NATALIA LACUNZA - como la AVARICIA MARÍA VILLAR - como la LEALTAD MIMIAM DOBLAS (MIMI) - como la CONCIENCIA NOEMÍ GALERA - como la SABIDURÍA MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ - como la DISCORDIA MARTA SÁNCHEZ GÓMEZ - como la SOBERBI...