Cap. IX

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Alba y María habían terminado de comer en una cafetería de comida francesa, cerca de Gran Vía. A Alba no le había resultado para nada extraño que María quisiera miles de fotografías en todas partes; fue entonces cuando reparó en el hecho de que llevaban poco más de dos semanas en Madrid y había mantenido prácticamente enclaustrada a su mejor amiga.

Se sintió un poco culpable por ello. Y si bien ahora caminaban a paso lento rumbo al distrito de los teatros para hacer realidad uno de los sueños de María, que era estar en primera fila en una obra del Calderón. Sentía que debía compensarla de algún modo por toda su paciencia, cariño, lealtad y sobre todo por ser su incondicional.

Arribaron al teatro a eso de las siete y media. Aún faltaba media hora para que comenzara la función, pero aprovecharon su estancia puntual para hacer acto de presencia en el bar situado en el lobby.

Justamente estaban promocionando una bebida extraña de frutos rojos, algo parecido a un Cosmopolitan, pero sin serlo. Así que decidieron probarlo.

No se trataba de la mejor bebida del universo, pero María se encontraba fascinada con la idea de que se lo hubieran servido en un vaso souvenir temático del Fantasma de la Ópera.

Alba estuvo segura de que lo guardaría para siempre.

Al menos el primero, porque después de ese vinieron dos más.

¿Borrachas? ¡Naaah! Un poco relajadas, tal vez.

Ese tipo de relax que necesitas después de haber conocido a la zorra de Natalia Lacunza.

La última llamada fue anunciada y las chicas tomaron asiento tal y como lo habían prometido sus entradas, justo en el centro de la primera fila.

María se recargó en su sillón. Era tan confortable, sobre todo si tomas en cuenta que se había levantado a las seis de la mañana y había pasado más de medio día recorriendo el corazón de la gran manzana a pie.


El alcohol ayudó a que se relajara un poco más, y entonces apagaron las luces...

Lo último que recordó después de a ver cerrado los ojos eran las líneas de "in sleep he sang to me, in dreams he came" que paradójicamente se habían colado dentro de sus sueños.

Cuando abrió los ojos no pudo creer lo que había sucedido: ¡se había quedado dormida! ¡Se había perdido toda la obra! Definir mala suerte.

–¿Has descansado? –le preguntó Alba con una sonrisa burlona.

–¡Coño, Alba! ¿Por qué no me despertaste? –le reclamaba su amiga llena de frustración.

–Lo intenté... Te juro que sí. Apenas encendieron las luces en el intermedio y me di cuenta de que estabas dormida...

–Ya sé... –su wifey la interrumpió –Te gruñí y pronuncié insultos ininteligibles.

–Como siempre que intento despertarte... –ojos chocolate le dieron la razón –Además tus ronquidos... Bueno, creo que no dejaban escuchar muy bien a los señores de al lado. Tengo la ligera impresión de que salieron del teatro un poco molestos –Alba intentaba contener la carcajada disfrazada de un gesto lleno de inocencia.

–Te odio –resopló María.

–Me amas y lo sabes.

–Lo sé, pero aún sigo sintiendo que te odio.

–Bueno, no todo está perdido, aún tienes tu vaso souvenir –Alba estuvo a punto de recibir un golpe en el brazo cuando su siguiente frase la salvó de la mano furibunda de María –Y aparentemente estas entradas VIP no solamente incluyen el asiento en primera fila, sino un pequeño encuentro con Marta Sánchez Gómez.

Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora