Cap. VI

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DOS SEMANAS MÁS TARDE...

"Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevan mucho pero, no habrá quien no deje nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por causalidad"

–Jorge Luis Borges–

—¿Estás segura de que quieres pasar a fumar a la terraza...? —cuestionaba Mimi con preocupación la repentina decisión de Natalia —... Quiero decir, tenemos ese pacto de hacerlo todos los días a la misma hora desde que asumiste la silla, pero...

—Pero nada —su jefa y mejor amiga respondió tajante —El coffee time es sagrado y no está a discusión.

—Pero la citaste a las 10.

—No es la primera vez que dejo a alguien esperando —su mirada se perdía en el cielo completamente nublado del casi entrante invierno —Si piensa que por ser la hija de Miguel Ángel Martínez gozará de privilegios, pues que se vaya dando cuenta que la única que tiene el control sobre las decisiones que se toman en la empresa y el tiempo de todo el personal que aquí colabora, esa soy yo.

—Ella no es una empleada, Nat.

—Tampoco es la Co – Presidenta, Mimi —sus ojos habían sido remplazados por un par de misiles de guerra —Ella no es más que una niña mimada que viene a recoger el cheque de su padre y se lo voy a dar, no le haré perder más tiempo del que le tome esperar en la sala de juntas.

En ese momento el móvil de Mimi vibró.

—Es África —le informó a Natalia.

—¿Y quién coño es África? —preguntó la morena con alta indignación. ¡Cómo si ella tuviera que saber el nombre de todo el mundo!

—Es la chica de intendencia, la mandé que vigilara a la hija de Miguel Ángel –le explicaba a la Co – Presidenta del emporio hotelero —Se supone que abrirá una zanja en la sala de juntas, se supone que no deja de dar vueltas en círculo... —leía el mensaje textual —Y ¡Ah! —dio un vistazo de nuevo a la pantalla —Viene acompañada de una tal María.

Eso último descolocó a Natalia.

Alba Reche acompañada y probablemente bien asesorada no formaba parte de sus planes.

—No quiero a la otra tipa en mi encuentro con esa chica, quiero que sea breve y no quiero que comience a cuestionarme acerca del manejo de la compañía. Ya conozco esos trucos, quieren hacerse cargo de los negocios del padre y como no tienen ni puta idea de como funciona, contratan a un asesor. ¡Pff! —bufó —Las quiero a ambas fuera de mi empresa cuanto antes.

Y entonces sí. Apresuró la acción, apagó el cigarrillo contra una cenicero y lo depositó en el primer contenedor.

—¿Quieres que me haga cargo de su acompañante? —preguntó Mimi tratando de tranquilizarla.

—Amo la manera en la que lees mi mente —comentó indicándole el camino para abandonar su oficina y dirigirse a la sala de juntas.

Caminaron por el largo pasillo que se encontraba rodeado de ventanales de cristal que permitían apreciar una hermosa vista de todo Madrid, eso era lo que más le gustaba a Natalia del edificio que consideraba tan suyo.

Pasaron por varios escritorios de altos mandos, pero ella, como siempre, altiva y sin dirigirles un saludo ni siquiera con la mirada.

—Entra tú primero y saca a la otra mujer —le ordenó a su brazo derecho una vez que estuvieron frente a la puerta de la sala de juntas.

Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora