Misión, visión, valores y objetivos de una empresa no cumplidos

Cap. III

Londres, Inglaterra

María miró las dos entradas para el teatro que sostenía entre sus manos. Sin embargo, su gesto no era precisamente de felicidad.

—Wifey, has estado esperando tres meses para la preventa de esos tickets y ahora reniegas de ellos —Alba le decía mientras ajustaba su bufanda. El clima había dejado de ser cálido desde hace muchos días.

—¡Son los Miserables, Alba! Mi vida entera debería concentrarse en este instante y lo único en lo que puedo pensar es en que los veré como a dos kilómetros de distancia.

—Sabes que fue lo más cerca que hemos podido conseguir, además, como siempre, no has querido aceptar la ayuda de Julia.

—¡JAMÁS! Mejor me quedo sin ver la obra —respondió con mucha suficiencia, aunque en el fondo sí que deseaba un poco volver en el tiempo y haber aceptado esas entradas VIP que la bruja le ofreció.

—Bueno, vamos a dejar el drama, hoy es el estreno y es natural que el teatro esté a reventar, pero ya verás, en un par de meses nadie va a recordar la obra, así que conseguirás sitio en las tres primeras filas y a mitad de precio.

—Odio reconocerlo, pero tienes toda la razón —María le regaló una sonrisa de medio lado a su casi hermana —Ahora solamente me voy a darme un pequeño retoque en el maquillaje y estoy lista para ver la obra de mi vida.

—La obra de tu vida será cuando tú seas la protagonista.

—Para eso falta mucho, con trabajos y conseguí ese personaje secundario para "Orgullo y prejuicio".

—Lo dices como si fuera poca cosa.

La heredera de la dinastía Villar. Co., dedicada a la manufacturación de textiles, se encogió de hombros.

—Dejará de serlo cuando sea Broadway. Además, ya tenemos 28 años, Alba, ya no es como que podamos presumir de un futuro por delante.

—27 —le recordó la mujer de escasos cuatro centímetros más baja —Y yo estoy feliz, siento que mi currículum cada día se pone más guapo, tengo una agenda muy llena los próximos tres meses para exponer mis fotografías, ¿puedes creértelo? Porque a mí aún me cuesta asimilar tanta felicidad.

—Estoy segura de que si las expusieras con opción a compra ni siquiera llegarían con vida a más de tres eventos —afirmó María muy orgullosa y convencida del talento nato de su roomie.

—Esa es la idea, que no se vendan. ¿Sabes lo que me costó conseguir un espacio en esas galerías para exponerlas? Sería vergonzoso cancelarles mi participación y decirles que me he quedado sin obras para mostrar.

—No entiendo de eso, pero sabes que te apoyo. Ahora voy a por un abrigo igual de bonito que el tuyo y entonces sí, a retocarme el fucking maquillaje o llegaremos tarde.

Alba miró perderse la silueta de su compañera en el umbral de la habitación y aprovechó para llamar a Julia.

Era verdad, la flamante empresaria dueña del emporio Medina, se había convertido en una amiga con derecho a roce bastante exigente y posesiva, y aunque Alba se había callado para no alimentar el odio que cada vez era mayor por parte de María, Julia le había hecho una escena de celos por preferir acompañarla al estreno de la obra y perderse una de sus Gatsby – Fiestas.

—Ya casi vamos a salir —le daba explicaciones bastante seria, ya que había prometido avisarle acerca de su ubicación, pero no estaba muy convencida de que cumplir esa promesa fuera lo correcto —Sí, no te preocupes, traigo un abrigo de lana y me puse por debajo el jersey que me regalaste ayer, no pienso ganarme un resfriado de gratis.