Dos:

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—¡Agarrenle el cabello!.— grita Cara irritada.

—¡Deja de gritar, joder!.— y ahora gritó Luke enojado.

Reí silenciosamente y al ver que Dominik no iba a ayudar, agarré el cabello de Beky y acaricié su espalda.

—Suelta todo.— hablé tranquilizandola. —Ya está, ya pasó.— suelta otro poco.

—Todavía no.— murmura Cara y la miré mal.

—Listo.— murmura Becca. La levanté y le di la iniciativa para que se cepille los dientes. Mientras lo hacía busqué un vaso de agua con una pastilla para el dolor. Se lo tendí y no dudó en tomarlo. Luego la senté en su cama, saqué su atuendo, quedando en ropa interior frente a todos pero al ya estar acostumbrados no le tomé importancia y la arrope.

—Vamonos, ya se durmió.— murmure sacandome las botas lentamente. Bebí demasiado y mis nudillos seguían con sangre.

—Ven, te curaré eso.— habla Dominik agarrandome del brazo.

—¿Estarás bien?.— pregunta Cara preocupada. Asentí con una sonrisa y ella se tranquilizó. Luke la ayudó en el trancurso para ir a su habitación.

Dominik me llevó a su habitación y sacó su botiquín de primeros auxilios que siempre tenía bajo su cama. Desinfectó mis heridas y mordí mis labios por el dolor.

—Pasaste cosas peores, ¿y esto te duele?.
–pregunta con burla.

—Callate y has tu trabajo.— respondí con una sonrisa. Sonrió y guardó las cosas.

—Ese idiota merecía algo peor.

—Becca aún esta mal, por eso me acerqué a golpearlo mientras besuqueaba a esa oxigenada.

Me saqué mi vestido y quedé en ropa interior, Dominik hizo lo mismo y se acostó en su cama para decirme con la mirada a que haga lo mismo.

Me abrazó y sabía que quería llorar tanto como yo.

—Los extraño...— dice, por fin.

—Yo igual, yo igual.— murmure mirando su pecho. Cerré los ojos y una lágrima bajó por mi mejilla pero la saqué antes de que se diera cuenta.

(...)

Los rayos del sol eran jodidamente molestos. Con irritación me puse de pie y cerré las cortinas. Me di vuelta y Dominik ya no estaba en la cama así que decidí ir a ducharme en mi habitación. Cuando terminé, vestí con un top negro que me llegaba por arriba del ombligo, un short tiro alto negro y mis vans negras favoritas. Peine mi cabello y bajé a la cocina muerta de hambre pero me encontré a toda mi familia reunida, incluyendo a Marisa y Thomas —mis padres—.

—Hola cariño.— habla Marisa con una sonrisa. Les sonreí y me senté frente a ellos.

De desayuno habían unos exquisitos waffles con tocino y jugo de naranja.

Miré a Becca, tenía unas horrendas ojeras y ni hablar de lo pálida que estaba. Me miró por unos segundos y pronunció un "gracias". Quería reír por sus fachas pero aguanté las carcajadas.

—Thomas y yo tenemos que informarles un cambio de trabajo.

No tomé importancia a nada de lo que estaban hablando, como siempre.

Di un largo trago de jugo y ahí escuché.

—Tendremos que ir a Seattle, por un tiempo no tan largo.

Me atragante y parecía un pez sin agua. Los demás estaban igual o incluso peor, menos Becca, ella tenía una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Eso está en Washington.— murmura Cara sin poder creerlo.

Mi Dulce Tormento©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora