RENACER [✔️] (Primer Libro de la Trilogía Renacer)

La última vez... el último beso...

7 de septiembre.
7:55 am.

Aún en mi cama…

La tarde del día de la pelea entre Naruto y Sasuke fue bastante tormentosa para mí.

Regresé a mi casa, y no le dije ni una sola palabra a mis padres acerca de lo sucedido. Una parte de mí esperaba que no significara nada; que no fuera nada grave, solo una más de las tantas peleas amistosas entre aquellos dos, pero otra parte de mí estaba segura de que habían muchas cosas mal entre Naruto y Sasuke y demasiados conflictos sin resolver que no me pertenecían a mí conocer.

La noche llegó tranquila y luego de cenar con mi familia, subí a mi habitación a descansar para comenzar el entrenamiento con Tsunade. El sueño me venció pronto y me quedé dormida en el instante que puse la cabeza en la almohada. Mi sueño, aunque pesado, no fue para nada tranquilo y debido al millar de emociones y sentimientos encontrados, tuve una terrible pesadilla.

En ella, se repetía todo aquello que Itachi Uchiha me había mostrado durante su genjutsu. El momento en el que Sasuke y yo nos conocimos y la visión en la que el chico me asesinaba, pero también se mezclaba con recuerdos de la pelea entre Naruto y Sasuke y la cuestión se agravaba cuando ambos comenzaban a batallar. En el clímax de la pesadilla, Sasuke lograba estrangular a Naruto con unas serpientes mientras su rostro comenzaba a tornarse como el de Orochimaru.

Sudorosa y asustada, desperté de un salto. Respirando trabajosamente, observé que el reloj junto a mi cama marcaba exactamente las 11:11 pm.

—Que no se vaya, por favor. Que no se vaya... —pedí desesperada recordando el viejo dicho de mi padre de pedir un deseo a esa hora.

Por iluso que pareciera, yo estaba totalmente segura que Sasuke iría a buscar ese ansiado poder que le ofrecía el terrible sannin de las serpientes.

Me puse de pie y caminé por toda la habitación, pues no podía estar ni un solo minuto más sobre la cama; la ansiedad no me lo permitía. Mirando por la ventana de mi habitación, vi las puertas de Konoha cerradas mientras una fría luna llena se levantaba esplendorosa detrás de ella.

—Si él quiere irse… —mascullé recreando todos los escenarios posibles en los cuales Sasuke podía salir de la Aldea.

Me vestí y salí por la ventana de mi habitación sin hacer ruido para no despertar a mis padres. Si Sasuke iba a salir de Konoha, el único lugar por donde se podía ir a esas horas sin levantar sospechas de ningún tipo, era por la puerta principal.

Corrí hasta la salida de la Aldea esperando que el chico del cabello azabache e intensos ojos negros apareciera detrás de algún árbol dispuesto a marcharse para siempre. Estuve esperando casi media hora, pero sucedía nada. Como ya era pasada la media noche, decidí regresar a mi casa pero en el justo momento que salí de entre los árboles y caminé hacia el sendero principal, descubrí a lo lejos, entre la densa neblina de la madrugada, la figura de un chico caminando lentamente.