1. El diario con sueños cósmicos

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Bruno

Me acerco al cuaderno. Mis dedos acarician las letras trazadas con su caligrafía y el corazón me da un salto. Acaricio sus tapas azules, lo aprieto contra mi pecho y cierro los ojos. Inclino mi cabeza para disfrutar de su aroma en el papel; de sus palabras, de sus recuerdos y sentimientos. Todos anotados acá... Tan cerca de mí.

Luego, sacudo la cabeza. Me despabilo y lo guardo rápido en la mochila. Termino de vestirme, me pongo la campera canguro verde del instituto y bajo a desayunar. Hoy no puedo llegar con el estómago vacío.

Hojeo el periódico, El faro de Costa Santa, mientras doy varios sorbos de mate cocido con leche y como unas galletitas. En una de sus páginas encuentro una nota sobre las apariciones del Fantasma, el arcano legendario de la ciudad.

Debajo de esta hay un aviso:

Se ven como personas comunes, pero pueden transformarse en seres con habilidades increíbles: son los arcanos.

Flavia Nermal, la prestigiosa investigadora paranormal, presenta una serie de documentales sobre el fenómeno del nuevo milenio.

¿Dioses? ¿Ángeles? ¿Demonios?

¿Son almas especiales? ¿Qué buscan en nuestro mundo?

Enterate todos los martes a las 21:30 por Canal Esotérico.

En la publicidad, Flavia lleva lentes tipo avispa y el pelo teñido de un colorado artificial. Está cruzada de brazos y viste un traje estilo Jackie Kennedy. De fondo, se ve el cosmos.

Por fin, después de tantos programas truchos de Adentrándose en la nueva era, la conductora está en una emisora de cable nacional. Como diría ella, con tono dramático: «¿Significa que pronto saldrá a la luz la verdad?».

No tengo tiempo para leer, aunque me encantaría recorrer cada una de las palabras de esa nota sobre el Fantasma. Es raro que todavía no me lo haya cruzado. ¿Dónde estará? Me encantaría verlo alguna vez. ¿Será un héroe, como cuenta la leyenda? Algo que aprendí este último tiempo es que no siempre puedo confiar en las primeras impresiones.

Miro el reloj otra vez. Como se me hace tarde, salgo rápido de casa.

Una vez en la escuela, me paso toda la mañana observando a Débora. Está tranquila. A veces conversa con Laura, otras con Diana. Acaricia su pelo rubio y lacio mientras completa varias actividades.

¿Cómo le digo que leí su diario? La verdad es que no avancé muchas páginas. Si bien me pareció divertido conocerla más, al rato me sentí culpable y, después de leer sobre sus sueños, yo... ¿Cómo explicarlo? Si lo que sospecho es cierto, necesitaría que ella misma me lo dijera, y no enterarme así.

Además, me enojó mucho saber que piensa que Javier y yo somos demasiado nerd por jugar Magic. ¿Quién se cree que es? ¡Jamás voy a prestarle un manga de nuevo! Bueno, eso es mentira, sé que no podría resistirme a sus ojos iluminados y vidriosos enfocados en un tomo de Fushigi Yuugi.

Miro el calendario de cumpleaños que está pegado en la pared. Mañana, sábado, es el de ella. Débora suele hacer fiestas increíbles en su casa, no a nivel descontrol, sino porque invita a todo el curso, incluso a Anabella.

Su mamá cocina miles de empanadas y pizzas de sabores rarísimos y deliciosos. Su viejo prepara hamburguesas y choripanes en la parrilla, y comemos en una mesa grande que arman en el patio. Sin embargo, este año no quiso celebrarlo. No me extraña, Débora cambió mucho...

¿Qué va a pasar cuando le devuelva el diario? ¿Debería esperar a que termine su cumpleaños? No. Tengo que dárselo antes.

Decido hablarle durante el siguiente recreo. Me levanto del escritorio y doy unos pasos hacia ella, pero me detengo. ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo voy a confesarle que leí su diario? Vuelvo a mi banco. No me va a creer si le digo que, a pesar de tenerlo en mis manos, no lo leí (del todo). Nadie podría resistirse.

Somos Arcanos 2: Secretos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora