42. Reminiscencia plateada

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Un planeta desértico

unió a las hermanas

para construir su templo.

Durante el crepúsculo,

ellas sueñan que, al final,

se eclipsarán.

Débora


Salto de la terraza, bato mis alas y planeo por el cielo estrellado. Llevo mi espada pateada en la mano, siento las hombreras de metal y la tela suave y oscura acariciar mi piel. Desciendo en otra terraza diferente y me observo. No tengo escamas en los brazos. Mi piel es blanca como la luna, mi pelo oscuro. Llevo una mano al rostro y acaricio el antifaz.

¿Cómo llegué hasta acá? Después del picnic, no pude pegar un ojo. No paraba de ver en mi mente los trajes arcanos de Ismael y de Vanesa brillando con intensidad.

Dormí unas horas, pero no logré descansar. Tuve pesadillas que se perdieron, como tragadas por una niebla hipnótica. Cuando desperté, abrí la ventana de mi cuarto y observé el jardín cubierto por la oscuridad. Me envolvió este otro poder, me transformé en la Dama Plateada y salí volando.

Ahora, recorro la ciudad, vuelo de un edificio a otro, como tantas veces. Pero esta vez puedo recordar lo que busco: una puerta a otro mundo... a mi mundo.

Cierro los ojos y logro ver sus paisajes: el bosque nocturno, azotado por una nevada de copos de luz grisácea bajo un cielo con dos lunas. Más allá, hay un valle en el que resplandecen las plantas, rodeando escaleras que llevan hacia templos suspendidos en el cielo rojizo. Entre las nubes, flotan esferas violáceas.

Aparecen en mi mente los brazaletes turquesas, el traje azulado, el celeste de su barba y de su cabello. Estoy frente a Abventerios, mi hermano. También veo a Ghabia, con su trenza verde, prolija y sedosa. Mackster, más alto que de costumbre, está sentado en el pasto, disfrutando del sol del Ghonteom.

Abro los ojos y estoy de nuevo en una terraza de un edificio de Costa Santa. Soy la Dama Plateada. Así me llaman las leyendas urbanas cuando tomo esta otra forma: mi segunda transformación. En realidad, ¡soy una diosa de Agha! ¡Por fin puedo recordarlo!

De repente, veo el rayo de la espada de Ubster que me atraviesa, separándome en dos. Revivo el dolor inmenso, y solo puedo llevarme una mano al pecho para, de pronto, caer de rodillas sobre el piso de la terraza. El pulso se me acelera, me falta el aire. Me quedo así hasta que logro calmarme. Entonces, me levanto y miro las estrellas.

Soy Dushka, la diosa de la noche. Mi otra parte vive en el bosque nocturno del Ghonteom, hogar de las deidades de Agha, y me está buscando.

Me encantaría saber qué son esos otros recuerdos en los que me veo con escamas doradas, flotando en el espacio y luchando contra otros seres... Se sienten distintos a los de Dushka. Además, desde que vi a los habitantes del vacío, esos insectos humanoides espantosos que invadieron el Applegate, no dejo de soñar con ellos.

Me concentro en mi otra forma y me recorre la luz dorada; vuelven mi pelo rubio y el antifaz oscuro. Me cubren las escamas negras y amarillas, aparecen mis cuernos.

Me observo en silencio, después vuelvo a mirar las estrellas.

¿Acaso tengo dos almas en un mismo cuerpo?


DÉBORA

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DÉBORA

*

¡Cada vez más cerca del final!

Mati

www.instagram.com/matiasdangelo

Somos Arcanos 2: Secretos que nos unenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora